Desgarradoras escenas se vivieron en el último adiós que se dio a las víctimas del accidente ocurrido la mañana del pasado viernes, luego de la imprudencia de un chofer que intentó ganarle el paso al tren y en donde murieron 9 personas, entre ellos dos menores de edad, y que dejó 13 lesionados más.
Luego de que los cuerpos fueron entregados a sus familiares, uno a uno arribaron a la comunidad; el repique de las campanas de la iglesia no paró durante toda la noche en señal de duelo, de la misma manera, cohetes fueron lanzados al aire como muestra del dolor por el que atraviesa todo el pueblo.
Los familiares velaron durante toda la madrugada a sus difuntos, en diferentes calles de la comunidad, en medio del silencio de la noche los rezos no pararon.
Llegada la mañana, familiares de los difuntos llegaron al acuerdo de que se hiciera una sola tumba, en la que con divisiones entre sí, sepultarían a sus seres queridos, por lo que decenas de hombres se volcaron hacia el panteón en donde no hubo necesidad de hacer colecta, cada uno puso blocks de tabicón, arena, bultos de cementos, y como un solo hombre en cuestión de horas dieron forma a la gran tumba.
Uno de ellos tenía lágrimas en la cara cuando estaba haciendo las paredes de la tumba, pues recordaba como Juan Carlos, trabajador de una gasera, quien era como su hermano, le había expresado lo mucho que amaba a su familia y que hoy deja en el desamparo a un niño de cinco años y a una criatura de dos semanas de nacida.
Otro caso es el de caso de José Pueblo, un hombre ya entrado en años, quien esa mañana como muchas otras, había cargado su hielera con “bolis”, caminó hasta la parada del camión, y luego de abordar por la puerta trasera se sentó para ir a venderlos y tratar de ganar un poco de dinero.
Vanesa de 16 años, fue electa como una de las princesas de las fiestas de la comunidad dentro del periodo 2019-2020, con toda la ilusión participó en el proceso de elección y le tocó la fortuna de representar a su comunidad, su periodo terminaría en enero del año que entra, también fue una brillante estudiante del Conalep, sin embargo, su futuro le fue truncado.
Y qué decir de Clarita, como la llamaban sus seres queridos, quien esa mañana iba a San Juan a realizar las actividades que como ama de casa demanda el hogar, por lo que abordó el camión pagó su pasaje y como pudo se acomodó con su bebé en brazos en uno de los asientos, nunca imaginó que ambas atravesarían a la eternidad juntas.
Los familiares de Refugio, Claudia, Octavio y Juan Antonio, se mostraron de la misma manera deshechos durante la homilía que Monseñor Martín Lara Becerril ofició, les recordó que algún día volverán a ver a sus seres queridos y los podrán abrazar, y que entre los ecos del silencio podrán recordar a aquellos seres queridos que ya no están.
El camino al panteón parecía eterno pues, algunos familiares no querían llegar; las muestras de afectó no se hicieron esperar, hubo momentos en que los habitantes de la comunidad mantuvieron aplausos al paso de los féretros.
Acompañados de bandas de música, cohetes y centenares de personas, caminaron hacia el panteón y por un momento debieron cruzar por las mismas vías donde ocurrió el terrible accidente.
Finalmente llegó el fatídico momento en el que los cuerpos fueron descendiendo uno a uno al fondo de las tumbas, la primera en descender fue Vanesa, al llegar al fondo, con profundo dolor y entre llanto alguien dejó ir un globo blanco hacia el cielo como símbolo de que su alma descansó y fue directo hasta el cielo.
Entre todos los hombres quienes estuvieron durante la mañana haciendo las paredes de la fosa, comenzaron como uno solo a pasar los botes de la mezcla para sellar el espacio, como si lo hubieran planeado, gritos desgarradores se perdían con el tocar de la tambora que algunos difuntos habían pedido antes de morir, luego, la gente comenzó a retirarse del panteón, solo los familiares se quedaron un rato más, para despedirse de sus seres queridos.