¿Hacia dónde va Líbano tras el fracaso en la formación de gobierno, pese a la presión internacional?
El país lidia con su peor crisis económica en décadas y aún se recupera de una brutal explosión en el puerto de la capital, el 4 de agosto, que provocó la muerte de 190 personas, dejó miles de heridos y devastó gran parte de la ciudad.
A principios de este mes, Francia obtuvo la promesa de las fuerzas políticas libanesas de que apoyarían al primer ministro designado, Mustafa Adib, en la formación de un gabinete en un plazo de quince días, pero el sábado él tiró la toalla.
¿Un nuevo plazo?
El presidente francés, Emmanuel Macron, brindó el domingo a los líderes libaneses un lapso de otras "cuatro a seis semanas" para formar un gabinete de crisis, integrado por independientes, como requisito previo para otorgarle la ayuda financiera que tanto necesita.
"Ahora, es cuestión de los líderes libaneses aprovechar esta última oportunidad", señaló.
El presidente Michel Aoun, quien este lunes afirmó que continúa apoyando la iniciativa francesa, ahora debe consultar con los diferentes bloques parlamentarios para la designación de un nuevo primer ministro, quien debe intentar formar un gabinete.
Este es con frecuencia un proceso prolongado en el Líbano, donde un complejo sistema de distribución del poder intenta mantener un frágil equilibrio entre sus diversos sectores políticos y religiosos.
En la práctica, las fuerzas políticas más importantes suelen acordar un nuevo primer ministro antes de que el propio presidente lo designe.
Y en la misma línea, respaldan a determinado gabinete inclusive antes de que el primer ministro designado lo anuncie.
"Esto llevará bastante tiempo", señaló Maha Yahya, directora del Carnegie Middle East Center.
Un obstáculo para entablar negociaciones con el FMI.
¿Qué pasa con el Hezbolá?
Los esfuerzos de Adib para formar gobierno se vieron obstaculizados en buena medida por los dos movimientos chiitas del país, Hezbolá y Amal, que exigieron el ministerio de Finanzas y poder nombrar ministros (chiitas).
Macron subrayó el domingo que Hezbolá, cercano a Irán en Líbano, "no debe creerse más poderoso de lo que es".
"Debe demostrar respeto a todos los libaneses y, últimamente, ha demostrado lo contrario", añadió.
Irán anunció este lunes que está en contacto con Francia y apoya los esfuerzos de París para ayudar al Líbano, si sus intenciones son buenas.
¿Esto significa que no habrá ayuda humanitaria?
No obstante, a fines de octubre, haya o no gobierno, Francia celebrará una nueva conferencia de ayuda con la ONU.
La asistencia humanitaria se hará llegar "directamente a la población a través de oenegés en el terreno y las Naciones Unidas", señaló Macron.
En una primera videoconferencia entre Francia y la ONU, el 9 de agosto, pocos días después de la explosión en Beirut, la comunidad internacional prometió unos 300 millones de dólares (unos 257 millones de euros) en ayuda de emergencia.
Pero una reunión política con dirigentes libaneses, en principio prevista también para octubre, fue cancelada.
En su lugar, Macron indicó que en los próximos 20 días reunirá a miembros de la comunidad internacional para reexaminar la hoja de ruta para el país y fijar sus condiciones de apoyo al Líbano.
También se le solicita "que los resultados de la investigación sobre las causas de la explosión del 4 de agosto se hagan públicos, y que se señale a los responsables", añadió.
Líbano se ha negado hasta ahora a permitir una investigación internacional sobre la explosión de centenares de toneladas de nitrato de amonio almacenadas en condiciones defectuosas en un depósito del puerto.
¿Líbano se dirige al infierno?
La semana pasada, el presidente Michel Aoun advirtió que el Líbano se dirige hacia el "infierno" si no se forma rápidamente un nuevo gobierno.
Los precios se han disparado en los meses recientes y la pobreza alcanza a más de la mitad de la población del país.
El analista Karim Bitar afirmó que probablemente Líbano tenga un camino muy difícil por delante.
"Inclusive si Líbano no está destinado a ir al infierno, probablemente veremos (...) el debilitamiento de las instituciones públicas, una agudización de la crisis económica (...) y una oleada de emigración", destacó.
"Líbano podría vaciarse de (...) su clase media, para finalizar con una oligarquía por completo aferrada al poder y el empobrecimiento de quienes se quedan", advirtió.