El gobernador republicano de Texas ha anunciado que solo habilitará un punto por condado para entregar las papeletas de votación por correo en todo el estado sureño, el segundo más extenso de Estados Unidos.
La decisión del gobernador Greg Abbott, un partidario de Trump, restringe el acceso a la práctica común de votar por correo, que se espera que sea mucho más popular debido a la pandemia de coronavirus.
"Estos protocolos de seguridad mejorados garantizarán una mayor transparencia y ayudarán a detener los intentos de votación ilegal", dijo Abbott en un comunicado el jueves.
Texas tiene alguno de los condados más poblados del país. En el de Harris, donde está Houston, hay 2,3 millones de votantes que tendrán solo punto para entregar su papeleta. Hasta ahora tenían 12 puntos habilitados.
"Esto no es seguridad, es represión", dijo en Twitter Lina Hidalgo, una demócrata de alto rango de este condado.
"Los votantes con boleta por correo no deberían tener que conducir 30 millas (48 kilómetros) para entregar su papeleta o depender de un sistema de correo que enfrenta recortes".
La medida de Abbott está en línea con las opiniones expresadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien frecuentemente afirma sin dar pruebas que el voto epistolar es una fuente de fraude electoral.
Además de enviar en voto por el servicio de correos, Estados Unidos permite depositar las papeletas en unas urnas ubicadas en estos centros.
Esta práctica se considera más segura para la población de riesgo ante el covid-19 que tener que hacer fila en un colegio electoral el día de las elecciones.
Aparte de incidentes aislados, ningún estudio serio ha confirmad la existencia de fraudes importantes relacionados con las papeletas de voto por correo en las elecciones estadounidenses.
En las últimas elecciones presidenciales en Estados Unidos, en 2016, una cuarta parte del electorados, alrededor de 33 millones de personas, votaron por correo