A pesar de que la legislación Roe V. Wade hace legal el abortar en toda la Unión Americana desde hace décadas, según datos del Guttmacher Institute, de 1982 a 2017 el número de lugares donde las mujeres pueden practicarse un aborto de manera segura y legal ha caído 47 por ciento.
Esto se debe a que las legislaciones locales poco a poco han ido estableciendo regulaciones que han hecho más difícil mantener abiertos estos lugares, tales como requerimientos sanitarios o legales excesivos.