A 10 días del terremoto de 9.5 grados y el tsunami posterior que azotó la provincia indonesia de Sulawesi Central, los sobrevivientes comenzaron a ponerse de pie, reanudando, en lo posible, sus actividades normales, como regresar a la escuela.
En medio de dolor por la muerte de sus seres queridos, adolescente y niños en la ciudad de Palu, capital provincial, acudieron este lunes a sus escuelas para ordenar sus aulas, muchas de ellas cubiertas de lodo y aguas sucias por el tsumani, que arrasó con todo a su paso.
El mortal terremoto y las olas de hasta seis metros de altura del tsunami destruyeron o causaron graves a por lo menos 65 mil 733 viviendas y construcciones, muchas de ellas escuelas públicas, según el más reciente balance oficial del desastre.
La cifra de muertos en el terremoto y el tsumani en Sulawesi Central se elevó a un total mil 944, con el recate de 20 cadáveres debajo de las ruinas de los edificios en el barrio de Petobo, según reporte de la agencia estatal de noticias Antara.
Con ayuda de funcionario del gobierno, organizaciones de la sociedad civil y empresas, así como socorristas y voluntarios de otros países, estudiantes de varias escuelas secundarias, vestidos con su uniforme, barrieron sus aulas y recogieron los vidrios rotos.
"Es triste ver a nuestra escuela así", dijo Dewi Rahmawati, de estudiante de 17 años, quien estudia economía en la universidad, al ver los trofeos que quedaron en una vitrina destruida de su secundaria y la devastación en la cancha de baloncesto, a donde solía acudir casi a diario.
Los estudiantes y maestros de las escuelas fueron avisados de la reanudación de sus actividades a través de mensajes en Facebook y WhatsApp, en los que las autoridades les pedían retomar sus vidas y a los maestros recopilar información sobre el número de sus alumnos que se presentaran.
Por ahora, el mayor desafío para los directivos de las escuelas no es determinar cuándo podrán reanudar las clases, sino saber cuántos de sus alumnos sobrevivieron al desastre o si perdieron a sus padres, o que tan afectados están física, emocional y psicológicamente.
"No forzaremos a los estudiantes a regresar porque muchos están traumatizados. Pero debemos comenzar de nuevo pronto para mantener el ánimo en alto y para que no se queden atrás", dijo el director de la escuela, tras señalar que al menos siete estudiantes y uno de sus profesores murieron.
De acuerdo con la Agencia Nacional de Mitigación de Desastres (BNPB) de Indonesia, nueve escuelas fueron destruidas, 22 maestros perdieron la vida y 14 siguen desaparecidos, tan solo en Palu, donde se han establecido 140 tiendas de campaña para las clases y apoyo a los menores.
Pese al llamado de las autoridades para reanudar clases este lunes, en la escuela de educación intermedia Negeri 15 de Palu, sólo unos 50 de sus 697 estudiantes se presentaron, sin que se sepa el motivo de su ausencia del resto.
La mayoría de los cerca de dos mil muertos que hasta ahora se han contabilizado por la tragedia eran de Palu, aunque las autoridades estiman más de cinco mil personas que siguen desaparecidas podrían haber perecido por deslaves o la licuefacción del suelo.
Inicialmente se estimó que unas mil personas estarían enterradas bajo las ruinas del terremoto y tsunami, aunque la desaparición de amplias zonas de terrenos, principalmente Petobo, que fue absorbida casi por completo, revelan que miles habrían sido atrapadas por el suelo convertido en arena movediza.
Ante el posible final de los desaparecidos, el gobierno de indonesia está considerando declarar a las dos comunidades de Palu como fosas comunes y dejarlas intactas y concretarse, ahora en llevar ayuda a las miles de familias que quedaron sin hogar y que desean retomar sus vidas.
Indonesia, hogar de 260 millones de personas, es una de las naciones más propensas a los desastres del mundo, ya que en llamado "Anillo de Fuego" del Pacífico, donde chocan las placas tectónicas, provocando actividad sísmica y volcánica frecuente.
En 2004, un potente terremoto de 9.0 de magnitud en la isla indonesia de Sumatra provocó un tsunami en el Océano Índico, que mató a 226 mil personas en 13 países, incluidas más de 160 mil en Indonesia.