El saludo de tres dedos, con el que los manifestantes tailandeses desafiaron al cortejo real esta semana, proviene de la serie de películas "Los Juegos del Hambre" y se volvió un símbolo de protesta en los últimos años.
Este gesto indica apoyo al movimiento tailandés en favor de la democracia, pero también el enojo hacia el poder militar y la realeza en un momento de crecientes desigualdades.
Surgido en 2014, este gesto implicaba una muestra de desconfianza hacia el régimen militar que había tomado el poder, suspendiendo cualquier proceso democrático, y había reprimido la libertad de expresión.
El líder del golpe de Estado, el exjefe del ejército Prayuth Chan-ocha, es ahora primer ministro y el foco de las críticas de los manifestantes, que piden una reforma de la realeza, dueña de una fabulosa fortuna.
En la serie de películas y libros "Los Juegos del Hambre", los habitantes de una distopía ubicada en una futura América del Norte participan de un programa televisado de juegos en el que solo uno de ellos termina con vida. El gesto de tres dedos es utilizado como muestra de agradecimiento, admiración y despedida a alguien que aman.
Pero luego este gesto se convierte en un símbolo de rebelión contra los ricos opresores que viven en una capital protegida por un ejército.
Brecha entre ricos y pobres
El símbolo de los tres dedos resonó con fuerza en Tailandia, donde gran parte de la riqueza del país está en manos de una pequeña minoría en Bangkok y los militares realizaron varios golpes de Estado.
Después del golpe de 2014, los movimientos prodemocracia utilizaron tácticas innovadoras para eludir la prohibición de las reuniones.
El gesto de tres dedos captó su atención y se convirtió en símbolo del movimiento prodemocracia, siendo utilizado por los manifestantes durante audiencias judiciales o detenciones policiales.
"En Tailandia, hay un grupo de personas que tiene mucho poder (...) y una brecha enorme entre ricos y pobres", dijo a la AFP Jenny, quien se unió a las protestas este año y no quiso dar su apellido por temor a represalias.
Pero Jenny nunca imaginó que vería el saludo de los tres dedos ante la monarquía, una institución protegida de toda intromisión y crítica por una draconiana ley de lesa majestad.
El martes y miércoles los manifestantes hicieron este gesto frente a los cortejos de la reina Suthida y el rey Maha Vajiralongkorn, en un desafío sin precedentes.
"Antes, cuando los miembros de la familia real pasaban en un vehículo, teníamos que detenernos y arrodillarnos. Es un gran cambio (...) estamos rompiendo tabúes", asegura Jenny.