El presidente ruso, Vladimir Putin, acusó el jueves a los occidentales de avivar las crecientes tensiones en las fronteras orientales de Ucrania y en el Mar Negro, mientras que Washington se preocupa por nuevas concentraciones de tropas rusas.
Putin, que habló ante un grupo de diplomáticos en el ministerio de Asuntos Exteriores, también advirtió a sus oponentes contra el cruce de "líneas rojas".
"Nuestros socios occidentales están agravando la situación mediante el suministro de armas modernas a Kiev y la realización de ejercicios militares provocadores en el Mar Negro y en otras zonas cercanas a nuestra frontera", declaró.
"En lo que respecta al Mar Negro, esto va más allá de ciertos límites. Bombarderos estratégicos vuelan a 20 kilómetros de nuestras fronteras y transportan, como es sabido, armas muy peligrosas", prosiguió el presidente Ruso.
La víspera, fue el primer ministro británico Boris Johnson quien advirtió a Moscú contra cualquier intento de "aventurerismo militar" en la frontera entre Polonia y Bielorrusia y en la zona limítrofe con Ucrania.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, reaccionó el jueves a estas acusaciones pidiendo a Europa que dejara de considerar a Rusia como "responsable de todos los males".
"Rusia no está librando ninguna guerra híbrida", indicó Peskov, y Moscú es acusado regularmente de utilizar medios asimétricos contra sus rivales geopolíticos.
- Ucrania quiere armas -
La OTAN, Washington, París y Berlín han denunciado en los últimos días un refuerzo de las tropas rusas en las fronteras orientales de Ucrania, donde una guerra con separatistas prorrusos está en curso desde 2014.
Ese mismo año, Moscú anexó la península ucraniana de Crimea, en respuesta a una revolución prooccidental.
En la primavera boreal de 2021, Rusia llevó a cabo maniobras militares a gran escala cerca de Ucrania, lo que suscitó el temor de una invasión.
Moscú ha advertido repetidamente a los occidentales contra un mayor apoyo a Kiev, subrayando también que la presencia reforzada de la OTAN en Europa Oriental era percibida como un signo de una política antirrusa hostil.
"Nuestras preocupaciones y advertencias sobre la ampliación de la OTAN hacia el este han sido totalmente ignoradas", reiteró el jueves Putin, prometiendo "reaccionar adecuadamente" a la actividad militar de la OTAN cerca de las fronteras rusas.
Por su parte, Kiev, que inicialmente había minimizado la magnitud del despliegue de las fuerzas rusas en sus fronteras, cambió de tono el jueves, pidiendo a sus aliados occidentales que le entreguen armas.
"La agresividad de Rusia se fortaleció considerablemente en las últimas semanas", destacó el jefe de la diplomacia ucraniana, Dmytro Kouleba. Por lo tanto, Kiev está negociando con Occidente "acuerdos sobre suministros adicionales de armas defensivas para nuestro país", agregó.
Los ucranianos y sus aliados estadounidenses y europeos están desarrollando "medidas para contener a Rusia", indicó el ministro.
Se trata de "presiones políticas y diplomáticas, dolorosos golpes económicos en caso de ampliación de la agresión rusa y del fortalecimiento de la capacidad de defensa de las fuerzas armadas ucranianas", detalló.