El presidente francés Emmanuel Macron, de visita en Tokio desde el viernes para la apertura de los Juegos Olímpicos, se entrevistó este sábado con el primer ministro japonés Yoshihide Suga antes de reunirse con dirigentes de empresas niponas, entre ellas Nissan.
El jefe de Estado francés asistió por la mañana a un combate de judo en el marco de los Juegos Olímpicos.
Macron y Suga, que se reunieron en el palacio neobarroco de Akasaka, en el corazón de Tokio, no hicieron comentarios a la prensa.
En Twitter, Macron alabó la asociación "excepcional" que une a Francia y Japón. "En un momento en el que todos luchamos contra el coronavirus, esta asociación es una fuerza", escribió.
En una declaración conjunta publicada después de su entrevista, Macron y Suga recordaron la importancia de impulsar una región "indo-pacífica libre y abierta, inclusiva y basada en el Estado de derecho", en un momento en que las ambiciones de China en la región suscitan preocupaciones tanto del lado japonés como entre las potencias occidentales.
También se refirieron a la cooperación franco-japonesa en la lucha contra el calentamiento global, que "no es una limitación sino un vector de innovación y de creación de empleo", y expresaron el deseo de "reforzar" los vínculos económicos y comerciales entre los dos países.
Sobre el espinoso expediente de los secuestros parentales en Japón, el comunicado conjunto es lacónico: Francia y Japón "se comprometen a reforzar su diálogo, en el interés superior de los niños".
Esta práctica tolerada y corriente en Japón, donde el principio de la custodia compartida no existe legalmente, ha sido de nuevo mediatizada con la huelga de hambre iniciada hace dos semanas por Vincent Fichot, un francés residente en Tokio que no ha visto a sus dos hijos desde que su mujer japonesa dejó su domicilio con ellos hace casi tres años.
Los asesores de Macron visitaron el jueves a Fichot, que acampa día y noche frente a una estación cercana al Estadio Olímpico de Tokio.
Interrogado el jueves por la AFP, Fichot se había declarado "decepcionado" de este encuentro y piensa continuar su acción.
Las autoridades francesas "no tienen mala voluntad, pero ésta no es suficientemente fuerte" para presionar realmente a Japón que, según Fichot y muchos otros padres en su situación, no respeta sus compromisos internacionales sobre el derecho de los niños.