La policía tailandesa utilizó el viernes cañones de agua en Bangkok, por primera vez desde que comenzó el movimiento de protesta, para tratar de dispersar a cientos de activistas prodemocracia que se manifestaron pese a la prohibición de concentrarse.
La policía antidisturbios hizo uso de cañones de agua contra los activistas reunidos desde hace varias horas en el centro de la capital, constataron periodistas de la AFP.
Los manifestantes contestaron erigiendo barricadas para intentar retardar la dispersión de la concentración.
"Ordenamos a nuestros hermanos y hermanas que regresen a sus casas", advirtió la policía antes de avanzar hacia los manifestantes.
"¡Fuera Prayaut!", "¡Abajo la dictadura!", gritaron los activistas, muchos estudiantes.
El movimiento prodemocracia había previsto reunirse en Ratchaprasong, una gran intersección en el centro de la capital. Pero los principales accesos estaban cerrados desde el comienzo de la tarde y la policía se desplegó alrededor del lugar, por lo que los manifestantes se quedaron así a unos cientos de metros de la zona.
"Poco a poco tenemos cada vez más valor", declaró a la AFP Nine, un estudiante de 21 años. "Si no tomo riesgos, no habrá ningún cambio", añadió.
"Los pobres son cada vez más pobres, los ricos, cada vez más ricos" en este país, uno de los más desiguales en el mundo, lanzó a su lado Pim, de 20 años.
El jueves, unas 10.000 personas ya desafiaron la prohibición de concentrarse al manifestarse en el centro de Bangkok.
Seguridad nacional
Según el decreto de urgencia promulgado para intentar frenar el movimiento que sale a la calle desde hace varios meses, las concentraciones políticas de más de cuatro personas y los mensajes en internet considerados "contra la seguridad nacional" están prohibidos.
Dos activistas, Ekachai Hongkangwan y Bunkueanun Paothong, fueron arrestados el viernes.
Los actos de los que se les acusa no fueron precisados por el momento, pero fueron detenidos en base al artículo 110 del código penal tailandés, según el cual cualquier "acto de violencia contra la reina o su libertad" puede condenarse con entre 16 años de cárcel y la cadena perpetua.
Se trata de los cargos más graves pronunciados desde el inicio de la protesta.
El miércoles, un coche con la reina Suthida a bordo, que según las autoridades no podía evitar el recorrido de una gran manifestación prodemocracia en Bangkok, se detuvo unos instantes y decenas de manifestantes levantaron tres dedos de la mano delante de su vehículo, una señal de resistencia inspirada en la película "Los juegos del hambre" y un gesto de desafío a la autoridad real.
Los dos detenidos se encontraban en el lugar.
"Estoy acusado de haber intentado perjudicar a la reina", pero "soy inocente. No era mi intención", declaró Bunkueanun Paothong antes de ser arrestado.
El movimiento prodemocracia pide la dimisión del primer ministro, Prayut Chan-O-Cha, y una reforma de la poderosa y acaudalada monarquía, un tema aún tabú hasta hace poco en el reino.
Maha Vajiralongkorn, que llegó al trono en 2016 tras el deceso de su padre, el venerado rey Bhumibol, es una figura controvertida.
En unos años, reforzó sus poderes en especial tomando directamente el control de la fortuna real. Sus frecuentes estancias en Europa, incluso en plena pandemia de nuevo coronavirus, también suscitaron dudas.
"No dimitiré"
El primer ministro promulgó las medidas de urgencia el jueves, al día siguiente del incidente con el cortejo de la reina. "¡No violen la ley!", advirtió el viernes. "No dimitiré", avanzó.
Más de una veintena de militantes, incluidos varios líderes del movimiento, fueron detenidos poco después de la entrada en vigor del decreto.
Uno de ellos, Anon Numpa, fue trasladado en helicóptero a Chiang Mai (norte), donde no se le concedió la libertad bajo fianza, según su abogado.
Tailandia es un país acostumbrado a la violencia política, con 12 golpes de Estado desde la abolición de la monarquía absoluta en 1932.
El propio Prayut Chan-O-Cha llegó al poder tras un golpe de Estado en 2014. Después se puso al frente de un gobierno civil luego de unas controvertidas elecciones el año pasado.
A la vista de la situación, "la probabilidad de que los militares vuelvan a tomar el control del país es factible", señala Thitinan Pongsudhirak.
Los manifestantes "no se detendrán hasta que no se cumplan sus peticiones. Sin concesiones por parte del gobierno, habrá tensiones", asegura.
El partido de oposición Pheu Thai exhortó al gobierno en un comunicado "a levantar de inmediato las medidas de urgencia", "a dejar de acosar a la población" y "a liberar a los detenidos".