Cuarenta y tres países de todos los continentes exigieron el jueves a China que "garantice el respeto del Estado de derecho" a los uigures en Xinjiang, donde aseguran que la situación de derechos humanos es "particularmente" preocupante, algo que Pekín niega.
"Instamos a China a que permita el acceso inmediato y sin obstáculos a Xinjiang de observadores independientes, incluida la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y su Oficina", dijo el embajador francés ante la ONU, Nicolas de Rivière, en su intervención durante una reunión virtual de la tercera comisión de la Asamblea General de la ONU, especializada en derechos humanos.
"Estamos particularmente preocupados por la situación en la región autónoma uigur de Xinjiang", subrayó, citando informes creíbles sobre "campos de reeducación política donde más de un millón de personas están detenidas arbitrariamente".
La declaración conjunta habla de torturas, tratos crueles, inhumanos y degradantes, esterilización forzada, violencia sexual y de género y separación forzada de niños, dirigidos "desproporcionadamente a los uigures y a los miembros de otras minorías".
El embajador chino ante la ONU, Zhang Jun, intervino rápidamente en la reunión para denunciar y rechazar estas "acusaciones infundadas".
"Xinjiang está disfrutando del desarrollo y el pueblo se emancipa cada día y está orgulloso de los progresos que ha hecho", dijo.
Según diplomáticos, China presiona cada año a los miembros de la ONU para disuadirlos de firmar la declaración, amenazando con bloquear una misión de paz en algún país o impedir la instalación de una nueva embajada en China para otro.