Miles de personas se manifestaron el sábado en Budapest, la capital de Hungría, en defensa de los derechos LGBT+, un año después de la entrada en vigor de una ley considerada discriminatoria por la Unión Europea.
Entre banderas y pancartas con los colores del arcoíris, los manifestantes condenaron el texto adoptado el verano pasado, que prohíbe la "representación o promoción" de la homosexualidad y la reasignación de género o el cambio de sexo entre los menores.
"Es una herramienta para dividir a la gente y enfrentarlos los unos contra los otros", dijo Armin, un experto en márketing, que prefirió no dar su apellido.
"Para ser sincero, la situación es deprimente", señaló Pal Vas, un estudiante de 18 años, que dejará Hungría en septiembre para sus estudios.
"Tengo la suerte de que mi familia y mis amigos sean abiertos, pero conozco tantas personas LGBT+ que necesitan esconderse", explica el joven, que asegura haber sido insultado en la calle hace poco. "Solo porque llevaba una camiseta rosa", añade.
En un puente de la ciudad, un grupo de manifestantes desplegó una pancarta que comparaba la homosexualidad con la pedofilia, a imagen de la nueva norma.
El texto provocó una ola de indignación en Europa y después de su adopción, la Comisión Europea lanzó un procedimiento de infracción contra Hungría, antes de remitir el asunto al Tribunal de Justicia de la UE a mediados de julio.
Pero el primer ministro nacionalista y ultraconservador Viktor Orban, cuyo país está en el punto de mira de Bruselas por socavar el Estado de Derecho, insiste en que la ley no es homófoba y pretende "proteger los derechos de los niños".