La periodista filipina Maria Ressa dijo el sábado que su premio Nobel de la Paz es para "todos los periodistas del mundo" e instó a seguir luchando por la libertad de prensa.
"Esto es realmente para todos los periodistas del mundo", dijo Ressa, en declaraciones a la AFP. La veterana periodista es una de las voces más críticas con el presidente filipino, Rodrigo Duterte.
"Necesitamos ayuda en muchos frentes. Es mucho más difícil y peligroso ser periodista hoy", aseguró.
Ressa, confundadora del medio online Rappler, y el periodista ruso Dimitri Muratov, redactor jefe del periódico Novaya Gazeta, fueron galardonados el viernes con el Nobel de la Paz por sus esfuerzos para "salvaguardar la libertad de expresión".
El reconocimiento de Ressa fue visto como un "triunfo" por organizaciones humanitarias y medios de comunicación en un país que está considerado como uno de los más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo.
Maria Ressa, de 58 años, experiodista de CNN, ha sido objeto en los últimos años de varias investigaciones, procesos judiciales y ha sufrido un intenso ciberacoso, sobre todo desde que Duterte llegó al poder en 2016.
Rappler ha publicado artículos críticos contra el jefe de Estado, incluyendo su sangrienta y polémica lucha contra el narcotráfico.
El presidente filipino ha calificado a Rappler de "falso medio de comunicación".
Un escudo
Ressa confió en que el premio sea una especie de escudo protector para ella y otros periodistas filipinos, que sufren ataques físicos y ciberacoso.
"Ese 'nosotros contra ellos' no ha sido creado por los periodistas, ha sido creado por las personas que están en el poder, que apuestan por una manera de gobernar que divide a la sociedad", dijo, describiendo el premio como una "dosis de adrenalina".
"Espero que esto permita a los periodistas hacer bien su trabajo, sin miedo", agregó.
Durante años, Maria Ressa ha resaltado la violencia que acompaña la campaña antidrogas iniciada por Duterte, que según las organizaciones de derechos humanos, ha dejado decenas de miles de muertos y que la Corte Penal Internacional (CPI) autorizó en septiembre a investigar.
Rappler forma parte de los medios que publican imágenes atroces de matanzas y ponen en entredicho su sustento legal.
Otros medios han pagado caro esta política, por ejemplo el gigante de la radio ABS-CBN, que perdió su licencia el año pasado.
Pero Ressa estima que la independencia de Rappler le permite defenderse. "No tenemos otras empresas que proteger, por ello nos resulta fácil defendernos", dijo.
Acusaciones "ridículas"
La Nobel de la Paz está acusada en siete casos diferentes, todos ellos calificados de "ridículos" por esta periodista, decidida a ganarlos uno por uno.
Actualmente está en libertad bajo fianza a la espera de una apelación, tras ser condenada por difamación en junio, en un caso en el que se arriesga a ser condenada a siete años de cárcel.
Dos casos de difamación en línea fueron desestimados hace algunos meses y Ressa, autora de "How to Stand Up to a Dictator" ("Cómo plantar cara a un dictador") espera poder ir a Noruega a recibir su Nobel.
"El desafío más importante siempre ha sido vencer el miedo", dice. "Ser intrépida no significa no tener miedo, sino simplemente saber cómo gestionarlo", agregó.
"A veces digo que realmente tendría que dar las gracias al presidente Duterte porque una no sabe verdaderamente quién es hasta el momento en que hay que luchar por ello", dijo Ressa. "Y yo ahora sé quién soy".
Ressa afirmó que la campaña electoral filipina, que comenzó este mes con la inscripción de candidatos para más de 18.000 puestos, será un momento "crítico" y afirmó que su país estaba muy cerca de tener "de democracia únicamente el nombre".
Los elecciones elegirán en mayo al sucesor de Duterte, al que la Constitución le prohíbe presentarse a un segundo mandato de seis años.
Los sondeos dan a su hija Sara y al hijo del exdictador Ferdinand Marcos, que se llama igual que su padre, entre los favoritos. Por ahora, Sara Duterte ha desmentido que quiera presentarse.