La intensa temporada de lluvias en Guatemala ha dejado desde mayo 28 muertos y más de dos millones de afectados, especialmente por deslaves de tierra en poblados indígenas, informó este sábado Protección Civil.
Un recuento de la Coordinadora para la Reducción de Desastres (Conred) detalla que entre el viernes y el sábado se registraron 15 incidentes asociados a las lluvias, principalmente inundaciones, dijo a periodistas el vocero de la entidad, Rodolfo García.
"El departamento más impactado por las lluvias ha sido Izabal, en el municipio del Estor (noreste, sobre el Caribe) se reportan cinco inundaciones y daños en la producción agrícola de cultivos", agregó.
Además, se han registrado deslizamientos de tierra en los departamentos de Guatemala, donde está la capital, Alta Verapaz (norte) y Retalhuleu (sur).
Según el informe, hasta el momento se han reportado 28 fallecidos, principalmente por deslaves de tierra, la mayoría (10) en el departamento indígena de Alta Verapaz, así como cuatro desaparecidos y 14 heridos.
Entre los fallecidos por aludes figuran una madre y sus seis hijos, así como otros tres hermanos menores en dos regiones de población indígena, la más necesitada de Guatemala, donde casi 60% de los 17 millones de habitantes vive en la pobreza.
El funcionario comentó que 326 personas permanecen en cinco albergues. En todo el país hay más 1.700 refugios que están dispuestos "para entrar en funcionamiento en caso de ser necesario".
El documento de la Conred, ente a cargo de Protección Civil, también precisa los daños a la infraestructura: 5.896 viviendas con daño leve, moderado y severo; 161 escuelas y 347 carreteras afectadas, además de cinco carreteras y 17 puentes destruidos.
Las lluvias han provocado flujos de lodo, inundaciones, colapsos estructurales, deslizamientos de tierra, hundimientos y fuertes vientos.
En Guatemala, el año pasado los incidentes asociados a las lluvias dejaron unos 35 fallecidos, tres desaparecidos, 17 heridos, casi 1,5 millones de personas afectadas y 11.911 evacuadas.
Cada año, la temporada de lluvias que inicia a principios de mayo y suele extenderse a noviembre deja decenas y hasta cientos de muertes en Centroamérica, una de las regiones más vulnerables al cambio climático.