Milwaukee, Estados Unidos | AFP.- Un centro de convenciones vacío, mensajes grabados y aplausos a distancia: la convención demócrata que investirá a Joe Biden como candidato a la Casa Blanca transcurre en un formato completamente virtual, del que ya se mofó el presidente republicano Donald Trump.
Las convenciones de los partidos estadounidenses son verdaderos espectáculos que tradicionalmente se organizan escrupulosamente para congregar a sus personalidades en una ciudad elegida en base a su afinidad política y su capacidad hotelera.
Cientos de periodistas acreditados meses antes y manifestantes no invitados llegan hasta el lugar, generalmente un estadio o centro de convenciones rodeado de vallas y vigilado por policías.
Cuando Milwaukee fue anunciada en marzo de 2019 como sede de la convención demócrata de 2020, los comerciantes locales se entusiasmaron ante la llegada potencial de unos 50.000 visitantes.
Sin embargo las vallas de seguridad son lo único que se aglomera este martes alrededor del Wisconsin Center, donde Biden debe ser confirmado el jueves como candidato demócrata para desalojar a Trump de la Casa Blanca.
"Es decepcionante", comenta Jeff Sommers, un profesor de la universidad local.
La estudiante Lauren Farich replica ese sentimiento.
"Entiendo por qué hicieron esto, pero desearía que fuera normal", dice a AFP en las desiertas calles alrededor del centro de convenciones.
Esta vez no habrá delegados demócratas eufóricos bailando con sombreros de colores azul, blanco y rojo. Tampoco habrán silbidos y ovaciones, ni sorpresas en el escenario.
El lunes, en el primero de los cuatro días de la convención, fue un show de dos horas impecablemente producido por el partido, transmitido por redes sociales y canales de televisión.
Los productores, que se cuentan entre los escasos ocupantes del Wisconsin Center, buscaron replicar el formato habitual aunque en forma ajustada a las circunstancias.
El presidente de la convención la declaró abierta con un mazo, niños y adolescentes cantaron el himno nacional en un mosaico que resulta familiar a los usuarios de Zoom, y la actriz Eva Longoria fue la animadora y desde un estudio cedía la palabra a los oradores.
Sin embargo la mayoría de los discursos estaban grabados y los segundos de silencio entre una y otra alocución marcaron un abismo respecto a los tradicionales aplausos u ovaciones.
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Solo hubo algunas excepciones. Tras el discurso del senador Bernie Sanders y de la ex primera dama Michelle Obama, una pantalla mostró un mosaico de unas 30 personas aplaudiéndolos.
El formato ya atrajo las críticas de Trump, que la semana que viene congrega a sus partidiarios.
"Cuando un discurso es grabado no tiene nada excitante", dijo el lunes Trump en un acto en Minnesota.
El formato de la convención republicana de la semana que viene aún no se conoce pero Trump ya dijo que su discurso de investidura como candidato lo dirá en directo desde la Casa Blanca.
Para Bob Dommek, un exelector de Trump en 2016 que vio la ultima media hora y en particular las intervenciones de republicanos contrarios al presidente saliente, la velada tuvo "cero energía".
"Como fondo sonoro casi que nos hubiera gustado escuchar risas grabadas u otra cosa para dar un poco de ambiente", sugiere Dommek, que esta vez está indeciso entre Trump y Biden.
Queda por saber cuántos estadounidenses mirarán la convención demócrata. En 2016 la audiencia fue de entre 25 y 30 millones de personas en las cuatro noches que culminaron con la proclamación de Hillary Clinton.
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