La Sábana Santa, la tela que se conserva en la catedral de Turín (norte de Italia) y en el que, según la Iglesia católica fue envuelto el cuerpo de Cristo tras su crucifixión, será expuesta a los fieles "online" para que puedan rezar ante ella en estos momentos de pandemia y en el que los templos permanecen cerrados.
Así lo explicó el arzobispo de Turín y custodio pontificio de la reliquia, Cesare Nosiglia, quien después de recibir miles de peticiones de fieles guiará un momento de contemplación telemática el sábado por la tarde desde la catedral, donde la Sabana Santa permanece oculta y es expuesta solo en ocasiones excepcionales.
El evento será traducido al inglés y al lenguaje de señas y se llevará a cabo a puerta cerrada y nadie podrá detenerse en la Plaza San Giovanni, donde se encuentra la catedral, pero se podrá seguir por los medios vaticanos y por el Facebook de la diócesis de Turín.
"Presidiré una larga oración frente al Sudario gracias a la televisión y las redes sociales. Y así, este tiempo de contemplación pondrá a disposición de todos, en todo el mundo, la imagen del Paño Sagrado que nos recuerda la pasión y la muerte del Señor, pero que también abre nuestros corazones a la fe en la resurrección", dijo el arzobispo.
La Sábana Santa se conserva en un especial espacio protegido tras la Tribuna real de la catedral y fue restaurada en 2002, cuando se le quitaron los parches que le habían colocado después de un incendio.
La Sábana Santa ha sido amenazada tres veces por el fuego, en 1200, en 1532 y el último en 1997, cuando estalló un incendio en la capilla Guarini, donde hasta entonces permanecía guardada.
La Síndone (del griego "sindon", mortaja), que mide 4,39 metros de largo y 1,15 de ancho, está considerada una de las reliquias más famosas y discutidas de la Cristiandad.
Las pruebas para demostrar, si de verdad envolvió el cuerpo de Cristo, comenzaron en 1898, después de que un fotógrafo turinés hiciera una foto al lienzo y en el momento del revelado se diera cuenta de que las imágenes negativas representan el cuerpo y la cara de un hombre crucificado en el modo en que contaban los Evangelios.
En 1988 el test del carbono 14 la situó entre los siglos XIII y XIV, pero aún así se trata de unas reliquias más veneradas por los católicos y visitada por todos los pontífices.