Estados Unidos acusó este martes a China de "amenazar" y "acosar" a periodistas extranjeros después de que se negara a renovar las acreditaciones de medios de comunicación estadounidenses, en medio de fuertes tensiones.
Las dos superpotencias rivales han restringido los visados a los periodistas.
El gobierno de Trump desató las hostilidades en 2020 contra los medios chinos en Estados Unidos, en nombre de la lucha contra las restricciones a las que se enfrenta la prensa extranjera en China.
Esta política provocó represalias de Pekín. Las dos potencias, en particular, han expulsado a varios periodistas del otro país en los últimos meses.
"Desde hace décadas, China amenaza, acosa y expulsa a periodistas estadounidenses y extranjeros", criticó la portavoz del departamento de Estado estadounidense, Morgan Ortagus, citada en un comunicado de la embajada de Estados Unidos en Pekín.
El último punto de fricción entre las dos potencias se debe a la duración de las acreditaciones.
Washington solo otorga visados de 90 días a los periodistas chinos en territorio estadounidense.
En represalia, al menos cinco corresponsales extranjeros de cuatro medios estadounidenses (incluido el diario Wall Street Journal, la televisión CNN y la agencia Bloomberg) no pudieron renovar su carné de prensa, que es indispensable para ejercer, según el Club de los Corresponsales Extranjeros en China (FCCC).
Estos reporteros, no necesariamente de nacionalidad estadounidense, recibieron cartas oficiales que les permiten seguir viviendo y trabajando en China, pero pueden ser revocadas en cualquier momento.
Estados Unidos "trabaja incansablemente" para convencer a China de que permita que los periodistas estadounidenses puedan ejercer la profesión normalmente, aseguró Ortagus.
Las autoridades chinas expulsaron en el primer semestre de 2020 a un número récord de 17 periodistas extranjeros al anular sus carnés de prensa, según el FCCC.
Washington impuso en marzo una fuerte reducción del número de chinos autorizados a trabajar para los medios públicos de su país en Estados Unidos. Desde entonces, 60 periodistas chinos se han visto obligados a irse, según Pekín.