Al menos 41 personas murieron y decenas resultaron heridas este viernes en un atentado suicida reivindicado por el grupo Estado Islámico contra una mezquita chiita en la ciudad de Kandahar, feudo de los talibanes en el sur de Afganistán.
Según testigos, varias explosiones sacudieron la mezquita de Fatemieh, en el centro de Kandahar, la segunda ciudad del país, durante la oración del mediodía del viernes, el día de descanso de la semana para los musulmanes, en el que muchas personas se congregan para rezar.
"Estamos desbordados. Hay demasiados cuerpos y gente herida, y esperamos que lleguen más. Necesitamos de manera urgente sangre", dijo a AFP un doctor en el hospital central Mirwais de esta ciudad.
El grupo Estado Islámico del Khorasan (EI-K), que perpetró un atentado similar hace una semana en Kunduz, reivindicó la acción y señaló que había sido ejecutada por dos suicidas que se inmolaron en partes distintas de la mezquita.
"El primer suicida detonó su chaleco de explosivos (...) en un corredor de la mezquita, mientras que el segundo suicida detonó su chaleco en el centro de la mezquita", señaló el EI-K en un comunicado divulgado en sus canales de Telegram.
Un responsable talibán local confirmó a la AFP que se trató de un "atentado suicida".
El jefe de la policía talibán en Kandahar, Maulvi Mehmood, condenó "enérgicamente" el atentado en una rueda de prensa y aseguró que "todos los servicios de seguridad" estaban "trabajando para encontrar a los implicados y castigarlos".
Según él, la seguridad de la comunidad chiita estaba hasta ahora garantizada por la propia comunidad. Pero "en el futuro, tenemos la intención de responsabilizarnos de todos estos lugares de culto asignándoles guardias", dijo.
Rivalidad talibanes y Estado Islámico
Desde su llegada al poder el 15 de agosto, los talibanes se enfrentan a una ola de atentados perpetrados por el Estado Islámico (EI).
Su rama local, responsable de algunos de los ataques más sangrientos en Afganistán y Pakistán, ha apuntado en las últimas semanas a los talibanes y a la minoría chiita afgana.
El EI-K es rival del movimiento islamista de los talibanes aunque ambos son sunitas. Según la compañía de análisis de conflicto ExTrac, con sede en Reino Unido, el del viernes sería el primer ataque del EI-K en Kandahar.
Los talibanes, que tienen su propio historial de persecución contra los chiitas, regresaron al poder en Afganistán el 15 de agosto y, desde entonces, han hecho de la seguridad su prioridad, después de veinte años de guerra.
Los chiitas representan entre el 10% y el 20% de la población afgana (40 millones de habitantes en total).
Muchos de ellos son hazaras, un grupo étnico que ha sido perseguido por décadas en el país y al que los nuevos dirigentes prometen ahora proteger.
El vocero del ministerio del Interior, Qari Sayed Khosti, tuiteó: "Estamos entristecidos al enterarnos de que se produjo una explosión en una mezquita de la hermandad chiita en el primer distrito de la ciudad de Kandahar en la cual un número de nuestros compatriotas fue martirizado y herido".