Las escuelas de samba de Rio de Janeiro realizaron el sábado por la noche un minidesfile, en un inédito anticipo de lo que exhibirán en el Carnaval de 2022 en el Sambódromo, aplazado a abril por la ómicron.
Con sus coloridos vestidos y sus ritmos alegres, escuelas como Imperatriz Leopoldinense o Vila Isabel desfilaron en una especie de 'preestreno' en la Ciudad del Samba, un espacio colectivo en la zona portuaria con enormes galpones donde cada escuela prepara a puerta cerrada durante todo el año sus suntuosas puestas en escena.
Una forma, para algunos pocos miles de afortunados que pudieron costearse el ingreso, de matar la 'saudade' de los festejos oficiales del Carnaval, que desde 2020 no se pueden realizar debido a la pandemia.
Este año, ante el vertiginoso avance de la ómicron, los tradicionales desfiles en el icónico Sambódromo quedaron aplazados al 21 de abril y los famosos 'blocos' callejeros quedaron suspendidos.
"Después de dos años sin Carnaval, hoy podemos expresar nuestra alegría", declaró exultante a la AFP Nilton Marcos, un profesor de 62 años, uno de los cientos de afortunados asistentes que pudieron bailar al son de sambas como "Vou festejar" o "Coisinha do pai".
"Mucha emoción, mucha felicidad. Es gratificante poder estar aquí nuevamente y celebrar con todo el mundo", expresó Manuela Benini, otra asistente.
El Carnaval suele reunir a millones de personas en las calles de la 'cidade maravilhosa'.
Aunque prohibió las fiestas oficiales, la alcaldía carioca sí autorizó fiestas y conciertos privados --a condición de que se cumplan las normas sanitarias por el covid-19-- durante la semana de Carnaval, que desde el viernes reúnen a miles de personas.
Según la prensa local, una situación similar ocurre en ciudades como Salvador, Sao Paulo o Belo Horizonte, donde los nostálgicos del Carnaval asisten masivamente a fiesta privadas.
Brasil es uno de los países más afectados por el coronavirus, con casi 650.000 muertes, una cifra solo superada por Estados Unidos.