La cámara de Diputados de Brasil encauzó un proyecto que legaliza los juegos de azar en el país, una iniciativa resistida por la poderosa bancada evangélica y que Jair Bolsonaro prometió vetar si es definitivamente aprobada.
Por 246 votos contra 202, los parlamentarios aprobaron en la madrugada del jueves el proyecto que autoriza la práctica de juegos de casino, de bingo, apuestas en carreras de caballo y online y también permite el "jogo do bicho" (juego del animal), un tradicional juego ilegal de apuestas brasileño en el que cada número es representado por un animal.
Según el texto, solo podrá ser instalado un casino por cada estado de Brasil donde vivan hasta 15 millones de personas, mientras que en estados con mayores poblaciones podrá haber dos y, en el caso de Sao Paulo, podrá haber tres casinos.
"Existen muchos juegos en Brasil de forma clandestina. El 'jogo do bicho', que mueve una enorme cantidad de millones de reales que podrían generar impuestos para el país... Eso existe y sucede todos los días", dijo Augusto Coutinho, diputado federal por Pernambuco y gran defensor del proyecto.
Desde 1946, los juegos de azar son considerados ilegales en todo el territorio brasileño y están previstas para quienes los practiquen penas que van desde multas hasta un año de prisión.
El presidente Jair Bolsonaro, contrario a la propuesta, anticipó públicamente que en caso de que el texto sea aprobado también por el Senado, tornándolo ley, aplicará su poder de veto.
"Los juegos de azar, a mi entender, no son bienvenidos en Brasil", dijo Bolsonaro el mes pasado, en un guiño a los evangélicos que fundamentó sosteniendo que los "más humildes" podrían verse afectados por ludopatía.
La tramitación del proyecto generó una división en la base de apoyo del presidente brasileño. El jefe de la Cámara, Arthur Lira, aliado del mandatario de ultraderecha, es favorable a que sean legalizados los juegos de azar y fue decisivo para darle tratamiento rápido en el recinto. Por otro lado, la poderosa bancada evangélica, compuesta por más de 100 diputados, ha presentado la más férrea oposición.
"La legalización de los juegos de azar no genera empleos, se lleva empleos. Las personas dejarán de ir a cines, restaurantes para meterse en esos resorts", reclamó Sóstenes Cavalcante, líder del Frente Evangélico, quien opinó que el proyecto puede ser "un desastre" para las familias brasileñas.