/ viernes 13 de octubre de 2017

Día de la Hispanidad, bajo la sombra del referéndum catalán

Durante el desfile, grupos de hinchas neofascistas de futbol se enfrentaron en el centro de la ciudad

BARCELONA, España. El desafío independentista catalán se convirtió en el eje central de las celebraciones sociales, políticas e institucionales que tuvieron lugar ayer en España para conmemorar la Fiesta Nacional, también conocida como Día de la Hispanidad.

Unas 65 mil personas, según la policía municipal, asistieron a la marcha en Barcelona, lanzando hostiles mensajes a los dirigentes independentistas de la región.

“Puigdemont a prisión”, gritaban muchos en referencia al presidente regional que amenaza con fundar una república independiente.

El presidente de gobierno, Mariano Rajoy, lanzó el miércoles un ultimátum de cinco días para que  Carles Puigdemont clarifique si declaró o no la independencia.

En diálogo informal con periodistas, representantes del gobierno español consideraron que si Puigdemont niega haber proclamado la independencia, el Ejecutivo de Mariano Rajoy no tendría la necesidad de activar la segunda fase del artículo 155 de la Constitución, que otorga al gobierno español la facultad de asumir directamente funciones desempeñadas por las autoridades autonómicas.

Durante el desfile, grupos de hinchas neofascistas de futbol se enfrentaron luego en el centro de la ciudad, informó la policía regional catalana, los Mossos d’Esquadra.

También, como cada año, ante la atenta mirada del rey Felipe VI y el presidente de gobierno, las fuerzas armadas protagonizaron un multitudinario desfile en el centro de Madrid para conmemorar la llegada de Cristóbal Colón a América en 1492.

Sin embargo, el jefe del Ejecutivo regional de Cataluña centró las atenciones a pesar de no haber asistido a los actos protocolarios en Madrid, como si lo hicieron la mayoría de los presidentes autonómicos a excepción de los de País Vasco y Navarra, como hacen desde hace algunos años.

Entre banderas españolas y aplausos, la Policía Nacional participó por primera vez en 30 años tras su dura intervención para impedir el referéndum.

Y, precisamente ayer, Human Rights Watch criticó al gobierno de Rajoy por la violencia policial del 1 de octubre contra manifestantes pacíficos.

La fiesta nacional se tiñó de luto cuando uno de los aviones que participaron en el desfile de Madrid se estrelló en la provincia de Albacete, causando la muerte del piloto.

BARCELONA, España. El desafío independentista catalán se convirtió en el eje central de las celebraciones sociales, políticas e institucionales que tuvieron lugar ayer en España para conmemorar la Fiesta Nacional, también conocida como Día de la Hispanidad.

Unas 65 mil personas, según la policía municipal, asistieron a la marcha en Barcelona, lanzando hostiles mensajes a los dirigentes independentistas de la región.

“Puigdemont a prisión”, gritaban muchos en referencia al presidente regional que amenaza con fundar una república independiente.

El presidente de gobierno, Mariano Rajoy, lanzó el miércoles un ultimátum de cinco días para que  Carles Puigdemont clarifique si declaró o no la independencia.

En diálogo informal con periodistas, representantes del gobierno español consideraron que si Puigdemont niega haber proclamado la independencia, el Ejecutivo de Mariano Rajoy no tendría la necesidad de activar la segunda fase del artículo 155 de la Constitución, que otorga al gobierno español la facultad de asumir directamente funciones desempeñadas por las autoridades autonómicas.

Durante el desfile, grupos de hinchas neofascistas de futbol se enfrentaron luego en el centro de la ciudad, informó la policía regional catalana, los Mossos d’Esquadra.

También, como cada año, ante la atenta mirada del rey Felipe VI y el presidente de gobierno, las fuerzas armadas protagonizaron un multitudinario desfile en el centro de Madrid para conmemorar la llegada de Cristóbal Colón a América en 1492.

Sin embargo, el jefe del Ejecutivo regional de Cataluña centró las atenciones a pesar de no haber asistido a los actos protocolarios en Madrid, como si lo hicieron la mayoría de los presidentes autonómicos a excepción de los de País Vasco y Navarra, como hacen desde hace algunos años.

Entre banderas españolas y aplausos, la Policía Nacional participó por primera vez en 30 años tras su dura intervención para impedir el referéndum.

Y, precisamente ayer, Human Rights Watch criticó al gobierno de Rajoy por la violencia policial del 1 de octubre contra manifestantes pacíficos.

La fiesta nacional se tiñó de luto cuando uno de los aviones que participaron en el desfile de Madrid se estrelló en la provincia de Albacete, causando la muerte del piloto.

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