Más de 105.000 personas se manifestaron este sábado en Francia contra el pasaporte de vacunación anticovid, cuatro veces más que en la última protesta de este tipo, según el Ministerio de Interior.
Las marchas tuvieron lugar días después de que el presidente Emmanuel Macron desatara una ola de críticas al afirmar que pretende "fastidiar" a los no vacunados.
En París, tres marchas congregaron a un total de 8.000 personas, indicó el ministerio, que dio cuenta de diez arrestos y de tres miembros de las fuerzas de seguridad levemente heridos en incidentes.
En el resto del país, donde se reportaron 24 detenciones y siete policías heridos de levedad, según el ministerio, fueron 87.200 personas las que salieron a las calles.
En la anterior jornada de movilización, el 18 de diciembre, participaron 25.500 personas, 5.500 de ellas en París, la mayoría atendiendo al llamado de los Patriotas, del candidato de extrema derecha a las presidenciales Florian Philippot.
Este sábado, en la capital, miles de personas volvieron a salir a la calle bajo la lluvia, convocadas por Philippot, según una periodista de la AFP.
El proyecto de ley sobre el pase de vacunación, aprobado por los diputados el jueves, debe pasar ante el Senado la próxima semana.
En Lyon (centro-oeste), manifestantes de todas las edades, la mayoría sin máscaras, se dieron cita en la plaza Bellecour, en el centro de la ciudad, coreando eslóganes que denunciaban el "apartheid social", al presidente Macron y a su primer ministro.
También se celebraron protestas Burdeos (sudoeste) y en varias ciudades del sureste como Marsella, Toulon y Montpellier.
En Montpellier, varios manifestantes volcaron sillas en la terraza de un bar y maceteros de una tienda del centro de la ciudad, y fueron dispersados por la policía, que usó gases lacrimógenos, observó la AFP.
Macron causó controversia el martes al declarar que tiene "muchas ganas de fastidiar" a los no vacunados, "limitando para ellos, en la medida de lo posible, el acceso a las actividades de la vida social".
El mandatario liberal utilizó en francés el verbo "emmerder", un registro coloquial que sorprende en un jefe de Estado y que se puede traducir como "joder", "molestar", "fastidiar" o "complicar la vida".
Palabras que el viernes afirmó asumir "totalmente".