Miles de bomberos luchan sin descanso contra las llamas en las islas indonesias de Sumatra y Borneo, cuyos habitantes están atrapados desde hace días a merced del fuego.
Las llamas desprenden una vasta nube de humo tóxico y los habitantes desamparados quieren huir pero no saben adónde. Los medios materiales de los bomberos, protegidos solo con mascarillas y botas de goma, resultan insignificantes ante la magnitud del fuego.
"Debería llevar ropa de protección real, pero tenemos poco equipo", subraya Darmadi, un soldado desplegado en el distrito de Kampar, en la isla de Sumatra. "Pero tengo que responder a la llamada. Ese es mi deber", agrega.
Indonesia ha movilizado a unos 9.000 bomberos y soldados con helicópteros para tratar de apagar los incendios que asolan los bosques tropicales de Sumatra y Borneo. Bien entrada la noche los bomberos siguen luchando contra las llamas mientras sus siluetas se destacan entre el fuego naranja de la selva que se consume.
Los periodistas han informado de que en los alrededores sólo hay grandes extensiones quemadas, restos de árboles carbonizados y ciudades enteras sumergidas en un humo tóxico. "Trabajamos sin parar", explica Hendri Kusnardi, un bombero de 25 años empapado en sudor. "Nunca he estado tan cansado, pero no soy el único, todo el mundo está agotado", añade.
Los incendios se producen a menudo como consecuencia de fuegos iniciados ilegalmente para preparar la tierra para la siembra. Una parte de la selva amazónica de América del Sur también está en llamas. El aumento de los incendios podría agravar el calentamiento global.