Bielorrusia denunció este martes las "destructivas" sanciones adoptadas recientemente por países occidentales, que "rozan la declaración de guerra económica", y que fueron ordenadas después de que Minsk desviara un avión comercial para detener a un periodista crítico, en mayo.
"Hemos reiterado en múltiples ocasiones que las sanciones perjudican a los intereses de los ciudadanos, que son contraproducentes y agresivas. No obstante, estas acciones destructivas deliberadas continúan", señaló el Ministerio bielorruso de Relaciones Exteriores en un comunicado.
Denunciando unas "acciones hostiles" y "presiones sobre un Estado soberano", el ministerio ironizó sobre las declaraciones de las potencias occidentales, que "se parecen a una parodia de la lógica y del sentido común".
Para el gobierno bielorruso, estas nuevas sanciones "rozan la declaración de guerra económica".
El lunes, la Unión Europea (UE), Estados Unidos, el Reino Unido y Canadá decidieron sancionar a decenas de individuos y empresas relacionadas con el Ejecutivo bielorruso.
En total, se añadieron 78 nombres y 8 entidades a la lista de responsables bielorrusos sancionados por la represión de la oposición y el desvío de un vuelo operado por Ryanair el pasado 23 de mayo cuando sobrevolaba Bielorrusia, con el fin de detener a dos de sus pasajeros, el periodista crítico con el poder Roman Protasévich y su compañera, Sofia Sapega, de nacionalidad rusa.
Entre los sancionados figuran los ministros de Transporte y de Defensa, el comandante de la fuerza aérea y uno de los hijos del presidente bielorruso Alexander Lukashenko. Además, la UE también congeló los bienes de siete empresas dirigidas por familiares del mandatario.
La UE ya había sancionado a 88 miembros del poder, incluidos el presidente bielorruso y su hijo, Viktor.
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