El fantasma de los atentados recobró fuerza este lunes con una alerta para los hoteles de Kabul, un día después del primer encuentro entre representantes estadounidenses y talibanes desde mediados de agosto, en el que se trataron temas de seguridad.
Estadounidenses y británicos advirtieron el lunes a sus ciudadanos del riesgo de atentados en los grandes hoteles de Kabul, como el Serena, un establecimiento de lujo situado en pleno centro de la capital.
"A causa de la amenaza a la seguridad, recomendamos a los ciudadanos estadounidenses que eviten alojarse [allí] y eviten la zona", indicó en su página web el Departamento de Estado, aludiendo a ese hotel, que fue atacado varias veces en los últimos años.
El 20 de marzo de 2014, un comando armado talibán asaltó ese hotel y mató a nueve personas, incluyendo un periodista de la AFP y su familia.
También fue atacado en enero de 2008 por un kamikaze cuando el ministro noruego de Relaciones Exteriores se encontraba allí. Seis personas murieron en el ataque, entre ellas un estadounidense y un periodista noruego.
En los hoteles de alta gama de Kabul suelen alojarse tanto extranjeros que están de paso por la ciudad, como periodistas, trabajadores humanitarios y talibanes con puestos de responsabilidad, que organizan allí reuniones de trabajo.
Los talibanes regresaron al poder el 15 de agosto y, desde entonces, han hecho de la seguridad su prioridad, después de veinte años de guerra. Sin embargo, se están viendo confrontados a una ola de sangrientos atentados, reivindicados por la rama local de la organización Estado Islámico (EI), el grupo Estado Islámico del Khorasan (EI-K).
El viernes, el EI-K reivindicó un atentado contra una mezquita chiita de Kunduz, en el noreste del país, que dejó al menos 60 muertos. Se trata del ataque más mortífero perpetrado desde que las tropas estadounidenses abandonaran el país, el 30 de agosto.
"Juzgados por sus acciones"
La advertencia sobre los hoteles de la capital llegó horas después del primer encuentro oficial, en Catar, entre altos cargos estadounidenses y talibanes desde que los norteamericanos salieran del país.
Según el Departamento de Estado, las conversaciones fueron "francas y profesionales" y los estadounidenses reiteraron que juzgarían a los talibanes "por sus acciones, no solo por sus palabras".
El debate se centró en "las preocupaciones sobre seguridad y terrorismo, el tránsito seguro de estadounidenses, de otros extranjeros y nuestros socios afganos", precisó Ned Price, portavoz de la diplomacia estadounidense.
Otros temas de interés fueron "los derechos humanos, incluyendo la participación significativa de mujeres y niñas en todos los aspectos de la sociedad afgana", dijo Price.
De momento, ningún país ha reconocido el nuevo régimen talibán. Pero Pakistán, China o Catar, por ejemplo, dieron señales de apertura.
Por su parte los talibanes afirmaron en un comunicado que Estados Unidos aceptó enviar ayuda a Afganistán.
En cambio Washington indicó que ese tema no se trató y repitió que cualquier ayuda iría destinada al pueblo afgano y no al gobierno talibán.