Luego de dos meses de duras negociaciones, la Casa Blanca y el Congreso siguen lejos de un acuerdo sobre el gigantesco plan de infraestructuras de Joe Biden, quien debe hacer equilibrio entre el ala izquierda de su partido, los centristas y la oposición republicana.
"Los demócratas dilapidan un tiempo y un poder de acción preciosos para negociar con los republicanos" que no votarán con ellos al final, advirtió en un tuit la joven representante Alexandria Ocasio-Cortez esta semana.
El mensaje a la Casa Blanca es claro: dejen de buscar un acuerdo con la oposición y prioricen un avance rápido entre demócratas.
Pero la ecuación no es tan simple cuando se trata de un plan faraónico.
El 31 de marzo, el presidente demócrata proponía invertir unos 2 billones de dólares en infraestructura en ocho años para crear "millones de empleos" bien pagados en Estados Unidos, y permanecer como la primera potencia mundial por delante de China.
El presidente también quiere que este plan permita luchar contra el cambio climático.
El plan "permitirá crear la economía más resistente, más fuerte y más innovadora del mundo", lanzó.
Pero los republicanos no están de acuerdo con esta definición de infraestructura, un término que ven de forma más tradicional en referencia a rutas o puentes, extendido a internet de alta velocidad. Algunos demócratas lo ven igual.
La mayoría del gobierno en el Congreso es tan exigua que Biden debe convencer al menos a diez senadores republicanos, o apostar a que los demócratas hagan frente unido y aprobar la ley mediante un procedimiento que permite aprobaciones con mayoría simple en el Senado, donde los demócratas tienen el voto de la vicepresidenta Kamala Harris para inclinar la balanza en caso de empate.
El clima y el acuerdo
El jueves por la noche un grupo de diez senadores republicanos y demócratas anunció un acuerdo sobre un plan "realista" de infraestructura por 1,2 billones de dólares en ocho años con un enfoque tradicional.
Sin dar detalles, enfatizaron que la propuesta no implica alzas de impuestos como la de Biden, algo a lo que los republicanos se oponen completamente.
Biden pretendía subir el impuesto a la renta corporativa de 21% a 28% para financiar la iniciativa, aunque luego se mostró dispuesto a negociar estos porcentajes en busca de llegar a un acuerdo.
Llegó incluso a bajar a 1,7 billones como monto a invertir en mayo, y la semana pasada aludió a un plan que sería de la mitad del objetivo original.
Aunque la propuesta de los diez senadores es una esperanza para un mandatario que busca el consenso, los progresistas se alarman.
"Sin (considerar el) clima no hay acuerdo", dice al ala izquierda demócrata.
Para ellos está fuera de discusión votar un plan que no incluya medidas comprometidas durante la campaña electoral: llevar a cero los balances de emisiones del sector energético estadounidense para 2035, y que toda la economía sea neutra en carbono para 2050.
Es un rompecabezas para los negociadores de la Casa Blanca, y la perspectiva de una votación en julio sobre este "amplio y audaz plan" prometido por los líderes del partido de gobierno parece alejarse.
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