/ viernes 11 de octubre de 2024

Memoria de taxistas resiste contra Google Maps y Waze

Antes de las aplicaciones como Waze y Google Maps, los ciudadanos utilizaban la guía roji para ubicarse, sin embargo, otros prefirieron la exploración como su método de aprendizaje

Tras 40 años de ser taxista, Miguel Soria Soria de 69 años de edad, confía más en su memoria para llevar a todos sus pasajeros, que en las aplicaciones de GPS. Asegura que con tantos años de experiencia conoce a la perfección el 80 por ciento de la Ciudad de México y llega a cada lugar sin ayuda de Waze o Google Maps.

En la década de los 80, Miguel comenzó a trabajar en un taxi para mantener a su familia y fue conociendo poco a poco la ciudad, solo con las indicaciones de su pasaje.

Normalmente los clientes ya saben el camino para llegar a su destino, a su casa, al trabajo, a la escuela, al doctor, de visita o cualquier ubicación. Yo sólo les pregunto por cuál colonia, qué avenida está cerca y yo ya sé dónde es exactamente, o si no vamos preguntando a la gente, para mí no es impedimento”, detalló Miguel.

Pese a que la Guía Roji comenzó a existir en la Ciudad de México desde 1927, justamente como creación de José Palacios Roji, quien comenzó a conocer las calles de la capital caminándolas. Miguel nunca la usó, y al igual que el creador del primer mapa tan detallado de la capital, comenzó a ubicarse conociendo cada rincón.

Miguel es de los taxistas que jamás usa aplicaciones de celular para ubicarse y saber llegar a los destinos de su pasaje. No le gusta hacerlo porque confía más en su memoria y sus atajos. Aunque reconoce también que no sabe usarlas, pero nunca ha tenido la necesidad de hacerlo.

A veces los clientes sacan su celular y con su aplicación me van indicando el camino, les hago caso sólo por darles un buen servicio y el que ellos quieren, pero muchas veces las rutas que les marcan las aplicaciones son más tardadas o enredadas que mis atajos o lo que yo conozco, pero eso ellos ya no lo quieren saber”, detalló Miguel.

Él conoce a detalle el sur de la ciudad, pues vive en el Ajusco, pero también el poniente y el oriente, un poco menos el norte, pero también está bien mapeado en su memoria. Sin embargo, dice conocer el 80 por ciento de la ciudad, pues cada tanto de años se van creando nuevas colonias, calles y comunidades con los mismos nombres que otras, edificios y construcciones de todo tipo, sobre todo en la zona de Cuajimalpa, Álvaro Obregón y Gustavo A. Madero.

Para él la zona que menos ha cambiado es el Centro de la Ciudad, aunque sí ha tenido que modificar sus rutas y atajos. Foto: Daniel Augusto / Cuartoscuro.com

“Yo quisiera decir que con tantos años recorriendo las calles conozco la ciudad al 100 por ciento, pero todo el tiempo está cambiando, todo el tiempo hay nuevas colonias porque están construyendo edificios, les ponen los mismos nombres de varias que ya existen. Hay zonas que no paran de construir”, detalló Miguel.

Para él la zona que menos ha cambiado es el Centro de la Ciudad, aunque sí ha tenido que modificar sus rutas y atajos, sobre todo porque el Zócalo, donde va mucho de su pasaje, ya se hizo peatonal y el auto ya no entra.

"Aplicaciones de geolocalización atrofian la memoria"

Sin embargo, Eron Alejandro, difiere un poco de don Miguel, ya que para él, como bicitaxista de la zona, ésta ha experimentado cambios constantes.

“Tengo 17 años dando servicio de bicitaxi en la zona del Centro, aunque recorriendo la ciudad más de 20. Aquí, aunque parece un lugar pequeño es muy grande, y a cada rato le están haciendo cosas. Como un edificio que fue demolido para hacer un edificio de departamentos, cines que ya no existen, empresas o secretarías que fueron transformadas en otros giros. Sí ha cambiado, pero eso lo vas notando recorriéndolo a diario”, relató Eron.

Como bicitaxista de la zona, ésta ha experimentado cambios constantes. Foto: Moisés Pablo Nava / Cuartoscuro.com

También detalló que a diferencia de Miguel Soria, él comenzó a conocer la ciudad a través de la guía roji que en su antiguo trabajo le proporcionó, hace más de 20 años. Para él fue una salvación y una forma sencilla y exacta de ubicarse.

“Cuando no conocía dónde se ubicaba algún lugar sacaba la Guía Roji, y muy fácil me ubicaba, encontraba un camino para llegar. Hoy no uso las aplicaciones, confío más en mi memoria y en lo observador que soy. No es broma, pero estoy más actualizado que las aplicaciones, yo sé qué calles están cerradas porque están construyendo o reparando algo, y por donde pasan las manifestaciones”, detalló Eron.

Para Eron las aplicaciones de geolocalización atrofian la memoria, pues evitan el esfuerzo de saber en dónde estás y como una ecuación matemática, llegar a un resultado de una ruta rápida y segura.

“Antes la gente se sabía de memoria los teléfonos de su casa, de su familia y hasta de la novia o el novio. Ahora ya no, tienen que buscar el teléfono, y para mí lo mismo pasa con las aplicaciones del Waze o el Maps, y la verdad no siempre te dan las mejores rutas. Hay que observar e ir conociendo así”, detalló.

Taxistas se limitan a lo que les diga un teléfono

Michelle, taxista del norte de la ciudad, sin conocer a sus colegas Miguel y Eron, coincide en que la herramienta más valiosa que tienen los ruleteros es la memoria y la experiencia. También recorre la CDMX sin ayuda de geolocalizadores, ya que estos tienen fallas.

“Cuando empecé en esto hace 21 años, no lo hice con la Guía Roji porque era muy cara, más de 400 pesos. Con lo que me basaba era con la guía del pasajero, pregunto a la gente en la calle y con el conocimiento que iba acumulando. Hoy las aplicaciones no tienen eso, hasta fallan”, dice Michelle.

Pese a la caída de popularidad de la Guía Roji, ésta continúa vendiéndose en librerías, puestos de periódicos y algunas papelerías a un costo de 248 pesos o hasta 500 pesos en Mercado Libre, pero con una actualización del 2015; mientras la guía de estados como Guadalajara y Torreón cuentan con versiones del 2005 y hasta el 2019.

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Sin embargo, Michelle, con más de dos décadas recorriendo más de 10 horas diarias las calles de la ciudad, dice que la Guía Roji ya no es necesaria, pero tampoco los GPS de los teléfonos celulares . Aunque por medio de algunos clientes que prefieren hacer uso de Waze o Google Maps, las rutas o desviaciones que ofrecen no siempre son las más rápidas ante el tráfico. Y sólo se limitan a dos caminos, cuando en su cabeza hay varias alternativas.

“Los taxistas más jóvenes he visto que sí usan los geolocalizadores, y está mal, porque no se están tomando la molestía por conocer la ciudad. Se están limitando a que un teléfono les diga qué hacer, sin tener tus propios atajos o aprender a ganarle al tráfico”, sentenció Michelle.

Tras 40 años de ser taxista, Miguel Soria Soria de 69 años de edad, confía más en su memoria para llevar a todos sus pasajeros, que en las aplicaciones de GPS. Asegura que con tantos años de experiencia conoce a la perfección el 80 por ciento de la Ciudad de México y llega a cada lugar sin ayuda de Waze o Google Maps.

En la década de los 80, Miguel comenzó a trabajar en un taxi para mantener a su familia y fue conociendo poco a poco la ciudad, solo con las indicaciones de su pasaje.

Normalmente los clientes ya saben el camino para llegar a su destino, a su casa, al trabajo, a la escuela, al doctor, de visita o cualquier ubicación. Yo sólo les pregunto por cuál colonia, qué avenida está cerca y yo ya sé dónde es exactamente, o si no vamos preguntando a la gente, para mí no es impedimento”, detalló Miguel.

Pese a que la Guía Roji comenzó a existir en la Ciudad de México desde 1927, justamente como creación de José Palacios Roji, quien comenzó a conocer las calles de la capital caminándolas. Miguel nunca la usó, y al igual que el creador del primer mapa tan detallado de la capital, comenzó a ubicarse conociendo cada rincón.

Miguel es de los taxistas que jamás usa aplicaciones de celular para ubicarse y saber llegar a los destinos de su pasaje. No le gusta hacerlo porque confía más en su memoria y sus atajos. Aunque reconoce también que no sabe usarlas, pero nunca ha tenido la necesidad de hacerlo.

A veces los clientes sacan su celular y con su aplicación me van indicando el camino, les hago caso sólo por darles un buen servicio y el que ellos quieren, pero muchas veces las rutas que les marcan las aplicaciones son más tardadas o enredadas que mis atajos o lo que yo conozco, pero eso ellos ya no lo quieren saber”, detalló Miguel.

Él conoce a detalle el sur de la ciudad, pues vive en el Ajusco, pero también el poniente y el oriente, un poco menos el norte, pero también está bien mapeado en su memoria. Sin embargo, dice conocer el 80 por ciento de la ciudad, pues cada tanto de años se van creando nuevas colonias, calles y comunidades con los mismos nombres que otras, edificios y construcciones de todo tipo, sobre todo en la zona de Cuajimalpa, Álvaro Obregón y Gustavo A. Madero.

Para él la zona que menos ha cambiado es el Centro de la Ciudad, aunque sí ha tenido que modificar sus rutas y atajos. Foto: Daniel Augusto / Cuartoscuro.com

“Yo quisiera decir que con tantos años recorriendo las calles conozco la ciudad al 100 por ciento, pero todo el tiempo está cambiando, todo el tiempo hay nuevas colonias porque están construyendo edificios, les ponen los mismos nombres de varias que ya existen. Hay zonas que no paran de construir”, detalló Miguel.

Para él la zona que menos ha cambiado es el Centro de la Ciudad, aunque sí ha tenido que modificar sus rutas y atajos, sobre todo porque el Zócalo, donde va mucho de su pasaje, ya se hizo peatonal y el auto ya no entra.

"Aplicaciones de geolocalización atrofian la memoria"

Sin embargo, Eron Alejandro, difiere un poco de don Miguel, ya que para él, como bicitaxista de la zona, ésta ha experimentado cambios constantes.

“Tengo 17 años dando servicio de bicitaxi en la zona del Centro, aunque recorriendo la ciudad más de 20. Aquí, aunque parece un lugar pequeño es muy grande, y a cada rato le están haciendo cosas. Como un edificio que fue demolido para hacer un edificio de departamentos, cines que ya no existen, empresas o secretarías que fueron transformadas en otros giros. Sí ha cambiado, pero eso lo vas notando recorriéndolo a diario”, relató Eron.

Como bicitaxista de la zona, ésta ha experimentado cambios constantes. Foto: Moisés Pablo Nava / Cuartoscuro.com

También detalló que a diferencia de Miguel Soria, él comenzó a conocer la ciudad a través de la guía roji que en su antiguo trabajo le proporcionó, hace más de 20 años. Para él fue una salvación y una forma sencilla y exacta de ubicarse.

“Cuando no conocía dónde se ubicaba algún lugar sacaba la Guía Roji, y muy fácil me ubicaba, encontraba un camino para llegar. Hoy no uso las aplicaciones, confío más en mi memoria y en lo observador que soy. No es broma, pero estoy más actualizado que las aplicaciones, yo sé qué calles están cerradas porque están construyendo o reparando algo, y por donde pasan las manifestaciones”, detalló Eron.

Para Eron las aplicaciones de geolocalización atrofian la memoria, pues evitan el esfuerzo de saber en dónde estás y como una ecuación matemática, llegar a un resultado de una ruta rápida y segura.

“Antes la gente se sabía de memoria los teléfonos de su casa, de su familia y hasta de la novia o el novio. Ahora ya no, tienen que buscar el teléfono, y para mí lo mismo pasa con las aplicaciones del Waze o el Maps, y la verdad no siempre te dan las mejores rutas. Hay que observar e ir conociendo así”, detalló.

Taxistas se limitan a lo que les diga un teléfono

Michelle, taxista del norte de la ciudad, sin conocer a sus colegas Miguel y Eron, coincide en que la herramienta más valiosa que tienen los ruleteros es la memoria y la experiencia. También recorre la CDMX sin ayuda de geolocalizadores, ya que estos tienen fallas.

“Cuando empecé en esto hace 21 años, no lo hice con la Guía Roji porque era muy cara, más de 400 pesos. Con lo que me basaba era con la guía del pasajero, pregunto a la gente en la calle y con el conocimiento que iba acumulando. Hoy las aplicaciones no tienen eso, hasta fallan”, dice Michelle.

Pese a la caída de popularidad de la Guía Roji, ésta continúa vendiéndose en librerías, puestos de periódicos y algunas papelerías a un costo de 248 pesos o hasta 500 pesos en Mercado Libre, pero con una actualización del 2015; mientras la guía de estados como Guadalajara y Torreón cuentan con versiones del 2005 y hasta el 2019.

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Sin embargo, Michelle, con más de dos décadas recorriendo más de 10 horas diarias las calles de la ciudad, dice que la Guía Roji ya no es necesaria, pero tampoco los GPS de los teléfonos celulares . Aunque por medio de algunos clientes que prefieren hacer uso de Waze o Google Maps, las rutas o desviaciones que ofrecen no siempre son las más rápidas ante el tráfico. Y sólo se limitan a dos caminos, cuando en su cabeza hay varias alternativas.

“Los taxistas más jóvenes he visto que sí usan los geolocalizadores, y está mal, porque no se están tomando la molestía por conocer la ciudad. Se están limitando a que un teléfono les diga qué hacer, sin tener tus propios atajos o aprender a ganarle al tráfico”, sentenció Michelle.

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