/ miércoles 2 de febrero de 2022

Zoon Politikón | No me ayudes compadre: AMLO a su hijo

El pasado jueves en su programa semanal, el periodista Carlos Loret publicó una investigación realizada por Latinus, sobre los lujos con los que vive el hijo del presidente López Obrador, José Ramón López Beltrán. Se muestran en la investigación casas de lujo en Estado Unidos, camionetas y viajes a los que solo las familias más ricas de México tienen acceso.

Es cierto que -siempre y cuando la riqueza sea lícita- cada quien puede vivir como le parezca, sea hijo del Presidente o no.

Sin embargo, lo que cuestiona en el fondo dicha investigación es el doble discurso del padre, el Presidente.

Andrés Manuel ha pregonado toda su vida la austeridad, no solamente para el gobierno sino como un estilo de vida. En innumerables ocasiones de manera pública ha denostado a quienes ostentan la riqueza, como si esta fuera mala, pero cuando la riqueza envuelve a personajes o familiares de políticos la crítica es aún mayor.

Cómo no recordar al Andrés Manuel jefe de Gobierno del otrora Distrito Federal, trasladándose en tsuru, viviendo en una colonia popular y haciendo hasta lo imposible por mostrar la austeridad con la que vivía.

Inclusive hubo debates públicos, por cerca de 18 años, tratando de responder ¿de qué vivía el Presidente?, pues aseguraba no tener ingresos, tarjeta de crédito o débito, y andar con 200 pesos en la cartera, aunque al mismo tiempo lo veíamos en los estadios de beisbol en Estados Unidos, era un auténtico fantasma para el sistema financiero, una cuestión inexplicable.

El Presidente sostiene que SU ejemplo arrastra, sin embargo hemos sido testigos de distintos escándalos en sus más cercanos colaboradores. Recordemos la boda de su más cercano estratega, César Yáñez que fue un escándalo por los lujos y el dispendio que mostró, quien además lo hizo público en una revista de sociales. Esto le costó su puesto y cercanía con el Presidente.

Pero ahora el personaje involucrado es su propio hijo, que no tiene cargo en el gobierno, y a decir del Presidente, tampoco injerencia alguna en el mismo.

Si estos principios rectores de justa medianía y la no opulencia no trascienden del discurso presidencial ni a sus propios hijos, qué podríamos esperar de sus colaboradores.

El Presidente nos tiene ya acostumbrados a escucharlo cerca de 120 minutos todos los días, aborda todo tipo de temas, algunos de ellos de una inutilidad brutal, y mire usted, para este caso solo se limitó a contestar: “Entiendo que la señora (refiriéndose a su nuera) tiene dinero”.

Hasta ahí por ahora, el manejo de crisis.

Somos nada.


*Diputado local PRI

El pasado jueves en su programa semanal, el periodista Carlos Loret publicó una investigación realizada por Latinus, sobre los lujos con los que vive el hijo del presidente López Obrador, José Ramón López Beltrán. Se muestran en la investigación casas de lujo en Estado Unidos, camionetas y viajes a los que solo las familias más ricas de México tienen acceso.

Es cierto que -siempre y cuando la riqueza sea lícita- cada quien puede vivir como le parezca, sea hijo del Presidente o no.

Sin embargo, lo que cuestiona en el fondo dicha investigación es el doble discurso del padre, el Presidente.

Andrés Manuel ha pregonado toda su vida la austeridad, no solamente para el gobierno sino como un estilo de vida. En innumerables ocasiones de manera pública ha denostado a quienes ostentan la riqueza, como si esta fuera mala, pero cuando la riqueza envuelve a personajes o familiares de políticos la crítica es aún mayor.

Cómo no recordar al Andrés Manuel jefe de Gobierno del otrora Distrito Federal, trasladándose en tsuru, viviendo en una colonia popular y haciendo hasta lo imposible por mostrar la austeridad con la que vivía.

Inclusive hubo debates públicos, por cerca de 18 años, tratando de responder ¿de qué vivía el Presidente?, pues aseguraba no tener ingresos, tarjeta de crédito o débito, y andar con 200 pesos en la cartera, aunque al mismo tiempo lo veíamos en los estadios de beisbol en Estados Unidos, era un auténtico fantasma para el sistema financiero, una cuestión inexplicable.

El Presidente sostiene que SU ejemplo arrastra, sin embargo hemos sido testigos de distintos escándalos en sus más cercanos colaboradores. Recordemos la boda de su más cercano estratega, César Yáñez que fue un escándalo por los lujos y el dispendio que mostró, quien además lo hizo público en una revista de sociales. Esto le costó su puesto y cercanía con el Presidente.

Pero ahora el personaje involucrado es su propio hijo, que no tiene cargo en el gobierno, y a decir del Presidente, tampoco injerencia alguna en el mismo.

Si estos principios rectores de justa medianía y la no opulencia no trascienden del discurso presidencial ni a sus propios hijos, qué podríamos esperar de sus colaboradores.

El Presidente nos tiene ya acostumbrados a escucharlo cerca de 120 minutos todos los días, aborda todo tipo de temas, algunos de ellos de una inutilidad brutal, y mire usted, para este caso solo se limitó a contestar: “Entiendo que la señora (refiriéndose a su nuera) tiene dinero”.

Hasta ahí por ahora, el manejo de crisis.

Somos nada.


*Diputado local PRI

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