Que buena cumbia aquella de la Sonora Santanera que empieza con un anuncio: “¡Respetable público, lucharán a dos de tres caídas, sin límite de tiempo!” En la canción, está El Santo y El Cavernario en una esquina, y en la otra esquina, Blue Demon y El Bulldog. Y en la vida política real, en una esquina está la oposición y el pueblo de México, y en la otra; Andrés Manuel y la 4T. ¿Por qué? Porque el pasado 13 de noviembre, cientos de miles de ciudadanos acudieron a la marcha para la defensa del Instituto Nacional Electoral (INE) en todo el país. ¿Y cuál fue la respuesta del inquilino de Palacio? Convocar a otra marcha el próximo 27 de noviembre para mostrar los avances de la 4T y “qué tan contento está el pueblo con los avances”.
¿Qué es lo que está pasando entonces con la política mexicana? Que el Presidente está jugando a las fuercitas con el país, con la gente. Está jugando a la política, a ver quién ‘rifa’ más. El problema es precisamente ese, que es ¡El Presidente de México!, es -o debería ser- para todos; no para el grupo que lo apoya. ¿En manos de quién dejamos al país el pasado 2018? ¿De un jefe de Estado o de un demagogo que pretende demostrar cuánto poder de convocatoria logra tener?
La respuesta del Presidente también deja al descubierto la legitimidad de la marcha en defensa del INE para Morena, la 4T y el mismo presidente. La lucha por la preservación de la democracia, por la imparcialidad en los procesos electorales locales y nacionales pareció ser un chiste para el gobierno federal. Y tan fue un chiste que la mejor respuesta que pudieron formular fue convocar a una marcha para celebrar. ¿Verdaderamente hay algo qué celebrar? ¿El querer remover el único órgano autónomo que regula los procesos electorales es motivo de celebración?
Analizando la respuesta del gobierno federal, no nada más las protestas en contra de sus iniciativas son ilegítimas, un chiste; sino también la democracia en sí misma. Una vez que ya se beneficiaron de la existencia de estos organismos y de la representación proporcional en las cámaras, entonces ya no son necesarios. Qué otra cosa, sino una burla magistral a la democracia es el contestar una marcha con otra marcha, y claro, para mostrar quién tiene los chicharrones más crujientes.
Este 27 de noviembre veremos también a todas las y los políticos que apoyan acríticamente a López: Ricardo Monreal, Claudia Sheinbaum, Adán Augusto, Mario Delgado, Marcelo Ebrard, a quienes, por cierto, les vendrá como anillo al dedo, otro evento para sus campañas adelantadas. López pide correr la voz para que se sumen a esta marcha, pero más bien, hay que correr la voz para seguir defendiendo la autonomía de la democracia de este país. ¿Y si corriéramos la voz para pedir soluciones a la inseguridad, pobreza y violencia de género? Otra cosa sería.
*Diputado local PRI