Mucho se ha dicho sobre el paro nacional feminista, que si son décadas de lucha, que si es un “argüendito”, que si es visibilizar la violencia contra las mujeres, etcétera. Hay quienes están a favor o en contra, la realidad es que este movimiento, así como los que le preceden, es una exigencia de respeto que toda mujer merece.
Lo preocupante sobre la polémica que ha levantado el paro nacional es que aún hay hombres que no entienden la dimensión de la problemática y justifican la violencia hacia la mujer como parte de la naturaleza masculina, es decir, reconocen que sobajan sexualmente porque son hombres y la “carne es débil”.
Si bien el paro nacional no resolverá el problema, sí fue una invitación a reflexionar sobre el tema, pero justamente lo que sigue es hacer entender, a quiénes aún no captan, que el comportamiento machista, generado por la ignorancia, daña gravemente a la mujer, a la familia y deja secuelas.
Todas tenemos historias de terror provocadas por hombres, historias que, en el menor de los casos, iniciaron con un asqueroso manoseo en una parte íntima durante la pubertad, lo que pudo haberse repetido una y otra vez durante toda la vida, hasta hacer pensar que la mujer es la culpable “por provocar”; en el peor de los casos, pudo haber sido una violación con muerte violenta.
Es irrefutable que al nacer ya estás condenada a experimentar alguna agresión de tipo sexual durante tu vida, sólo por ser mujer. Es el momento de hacer que esta realidad empiece a cambiar y, lo cierto, es que no podrá ser, si no se cuenta con la solidaridad femenina y el respaldo masculino, en el entendido que no es una guerra contra los hombres, sino contra la cosificación de la mujer, idea errónea que lleva a pensar que somos objetos con toda la carga conceptual que esto implica y contra lo que lidiamos todos los días. #UnDíaSinNosotras