/ lunes 17 de abril de 2017

Un cachito de mar en San Juan del Río

Un cachito de “mar” en San Juan del Río en la presaConstitución de 1917, donde desde hace alrededor de 22 añosdetonó el turismo con la instalación -en las orillas- de lapalapa El Acapulquito”, la cual dio nombre al espacio que en laactualidad recibe a cientos de visitantes que acuden, debido a quelo consideran un sitio de esparcimiento familiar.

Adentrado en la comunidad de La Estancia, el “Acapulquito”sanjuanense es un lugar que intenta asemejar un ambiente a mar,aspecto del que se encargan los cerca de 200 prestadores deservicios que laboran en los restaurantes, y los 27 pescadores ypersonas que encontraron en esta zona una oportunidad dedesarrollo.

Lo que caracteriza a la gente que labora ahí, es la calidez ybuen trato, muestra de ello es don Gonzalo Bautista Gervasio,pescador en la presa más grande del estado de Querétaro desdehace 25 años, quien accedió a platicar sobre parte de la historiade este sitio, pues son innumerables las anécdotas.

“El que empezó aquí, fue mi hermano menor, Martín BautistaGervasio, es dueño de El Acapulquito, él lo hizo sin miedo, nosimpulsó a todos, somos hijos de ejidatarios y nuestros padresfueron pescadores, conmigo es la segunda generación de pescadores,con mis nietos viene la tercera”. A lo largo del año se dedica avender pescado crudo, pero en temporada de Semana Santa también lovende frito, pues es un atractivo para los visitantes. Estimó queson alrededor de 15 kilos los que pesca, siempre y cuando haya buentiempo, y entre los 27 pescadores del lugar logran reunir unatonelada diaria.

La pesca en la presa de La Estancia inició con dos lanchas quecompartían los pescadores, pero ahora cada uno tiene la suya.Detalló que a lo largo de los 25 años ha sido propietario sólode dos lanchas, que son su principal herramienta de trabajo.

Cada lancha tiene un mote, los cual se puede observar a simplevista, pues tienen dibujados nombres, como: “La coqueta”,“Dulce Elene”, “Estrella azul”, “Santa Isabel”, “Elmejor ambiente”, “Soñadora”, “La Virgen María”, entreotros. En el agua nadan cuatro patos que forman parte de la faunadel lugar, aunque llegaron ahí porque una persona los depositó enla presa, en ocasiones se acompañan de pelicanos que acuden encierta temporada del año.

Una de las anécdotas curiosas que compartió don Gonzalo, esque hace alrededor de tres años se difundió la presencia de unanimal en la presa, con longitud aproximada de dos metros, secreyó que era una víbora, sin embargo, nunca se comprobó suexistencia, de forma simpática comentó que no le da miedo, puesmás temor se debe tener a los vivos.

Calcula que la presa se encuentra al 30 por ciento de sucapacidad, consideró que es bajo el nivel, y es posible que sedeba a que existen dos fugas por fallas geológicas, pues hace ochoaños ocurrió que el agua bajó por esta razón; en ese entonces,especialistas secaron a propósito el contendor de agua de lluviapara poner solución al problema, sin embargo, consideró que pudoreabrirse la grieta.

La presa suele regalar hermosas postales a quienes la vistan, yasea un atardecer con tonos naranjas o un amanecer transparentelleno de luz, testigo de estos paisajes es Juana Bautista Morán, aquien se le verá en las orillas, con una enorme sonrisa, desdehace 15 años trabaja ahí y su actividad principal es la venta depescado.

Al igual que don Gonzalo, Juana indicó que también vende elpescado crudo y frito durante esta temporada, es una opción másaccesible para las personas que acuden a comer en la presa de LaEstancia.

Precisó que aunado la comida, en esta zona de la presa, losvisitantes también tienen acceso a realizar recorridos a caballo,que por lo regular son más atractivos para los niños, así comopaseos en lancha. Existen tres embarcaciones y en cada una caben 20personas, el recorrido dura 30 minutos y la actividad se incrementahasta en 200 por ciento en la temporada de Semana Santa.

Otro rostro amable es el de J. Carmen Ríos Rivera, quien desdehace ocho años se encarga de recibir a los comensales en una delas palapas, originario de la comunidad de La Estancia, y semuestra contento de ser uno de los primeros contactos que losvisitantes tienen al llegar.

“Viene mucha gente a convivir entre familia, viene gente dediferentes partes de Querétaro a comer y regresan porque les damosbuena atención, son ocho palapas. Se venden mojarras, filetes,camarones, pero también otras cosas, abrimos de ocho aocho”.

En el ánimo de ofrecer un mejor servicio, los restauranteroscontratan cantantes, motivo por el que la música en vivo es comúnen las palapas, sitio donde además se impulsa a talentos jóvenes,tal es caso de Álvaro Cabello Acevedo, quien desde hace un añoendulza el oído de los visitantes con variedad de canciones. Dijoque al menos cinco cantantes se presentan en los restaurantes, ély su hermano trabajan en varias palapas, su único propósito escomplacer con una canción a los comensales, que depende de laedad, es el tipo de música que solicitan, pero sin duda lacanción que no puede faltar en cada presentación es “Acá entrenos”, así como melodías de José Alfredo Jiménez y VicenteFernández.

A partir de las seis de la tarde, las palapas cobran nueva viday la gente empieza a bailar, por lo que se abre pista y el círculode diversión se cierra en este rincón de San Juan del Río, dondelos vacacionistas pueden pasar un día completo de sanoesparcimiento con la familia, llevando a cabo distintasactividades.

Un cachito de “mar” en San Juan del Río en la presaConstitución de 1917, donde desde hace alrededor de 22 añosdetonó el turismo con la instalación -en las orillas- de lapalapa El Acapulquito”, la cual dio nombre al espacio que en laactualidad recibe a cientos de visitantes que acuden, debido a quelo consideran un sitio de esparcimiento familiar.

Adentrado en la comunidad de La Estancia, el “Acapulquito”sanjuanense es un lugar que intenta asemejar un ambiente a mar,aspecto del que se encargan los cerca de 200 prestadores deservicios que laboran en los restaurantes, y los 27 pescadores ypersonas que encontraron en esta zona una oportunidad dedesarrollo.

Lo que caracteriza a la gente que labora ahí, es la calidez ybuen trato, muestra de ello es don Gonzalo Bautista Gervasio,pescador en la presa más grande del estado de Querétaro desdehace 25 años, quien accedió a platicar sobre parte de la historiade este sitio, pues son innumerables las anécdotas.

“El que empezó aquí, fue mi hermano menor, Martín BautistaGervasio, es dueño de El Acapulquito, él lo hizo sin miedo, nosimpulsó a todos, somos hijos de ejidatarios y nuestros padresfueron pescadores, conmigo es la segunda generación de pescadores,con mis nietos viene la tercera”. A lo largo del año se dedica avender pescado crudo, pero en temporada de Semana Santa también lovende frito, pues es un atractivo para los visitantes. Estimó queson alrededor de 15 kilos los que pesca, siempre y cuando haya buentiempo, y entre los 27 pescadores del lugar logran reunir unatonelada diaria.

La pesca en la presa de La Estancia inició con dos lanchas quecompartían los pescadores, pero ahora cada uno tiene la suya.Detalló que a lo largo de los 25 años ha sido propietario sólode dos lanchas, que son su principal herramienta de trabajo.

Cada lancha tiene un mote, los cual se puede observar a simplevista, pues tienen dibujados nombres, como: “La coqueta”,“Dulce Elene”, “Estrella azul”, “Santa Isabel”, “Elmejor ambiente”, “Soñadora”, “La Virgen María”, entreotros. En el agua nadan cuatro patos que forman parte de la faunadel lugar, aunque llegaron ahí porque una persona los depositó enla presa, en ocasiones se acompañan de pelicanos que acuden encierta temporada del año.

Una de las anécdotas curiosas que compartió don Gonzalo, esque hace alrededor de tres años se difundió la presencia de unanimal en la presa, con longitud aproximada de dos metros, secreyó que era una víbora, sin embargo, nunca se comprobó suexistencia, de forma simpática comentó que no le da miedo, puesmás temor se debe tener a los vivos.

Calcula que la presa se encuentra al 30 por ciento de sucapacidad, consideró que es bajo el nivel, y es posible que sedeba a que existen dos fugas por fallas geológicas, pues hace ochoaños ocurrió que el agua bajó por esta razón; en ese entonces,especialistas secaron a propósito el contendor de agua de lluviapara poner solución al problema, sin embargo, consideró que pudoreabrirse la grieta.

La presa suele regalar hermosas postales a quienes la vistan, yasea un atardecer con tonos naranjas o un amanecer transparentelleno de luz, testigo de estos paisajes es Juana Bautista Morán, aquien se le verá en las orillas, con una enorme sonrisa, desdehace 15 años trabaja ahí y su actividad principal es la venta depescado.

Al igual que don Gonzalo, Juana indicó que también vende elpescado crudo y frito durante esta temporada, es una opción másaccesible para las personas que acuden a comer en la presa de LaEstancia.

Precisó que aunado la comida, en esta zona de la presa, losvisitantes también tienen acceso a realizar recorridos a caballo,que por lo regular son más atractivos para los niños, así comopaseos en lancha. Existen tres embarcaciones y en cada una caben 20personas, el recorrido dura 30 minutos y la actividad se incrementahasta en 200 por ciento en la temporada de Semana Santa.

Otro rostro amable es el de J. Carmen Ríos Rivera, quien desdehace ocho años se encarga de recibir a los comensales en una delas palapas, originario de la comunidad de La Estancia, y semuestra contento de ser uno de los primeros contactos que losvisitantes tienen al llegar.

“Viene mucha gente a convivir entre familia, viene gente dediferentes partes de Querétaro a comer y regresan porque les damosbuena atención, son ocho palapas. Se venden mojarras, filetes,camarones, pero también otras cosas, abrimos de ocho aocho”.

En el ánimo de ofrecer un mejor servicio, los restauranteroscontratan cantantes, motivo por el que la música en vivo es comúnen las palapas, sitio donde además se impulsa a talentos jóvenes,tal es caso de Álvaro Cabello Acevedo, quien desde hace un añoendulza el oído de los visitantes con variedad de canciones. Dijoque al menos cinco cantantes se presentan en los restaurantes, ély su hermano trabajan en varias palapas, su único propósito escomplacer con una canción a los comensales, que depende de laedad, es el tipo de música que solicitan, pero sin duda lacanción que no puede faltar en cada presentación es “Acá entrenos”, así como melodías de José Alfredo Jiménez y VicenteFernández.

A partir de las seis de la tarde, las palapas cobran nueva viday la gente empieza a bailar, por lo que se abre pista y el círculode diversión se cierra en este rincón de San Juan del Río, dondelos vacacionistas pueden pasar un día completo de sanoesparcimiento con la familia, llevando a cabo distintasactividades.

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