El termógrafo de emociones que realizó la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) campus San Juan del Río, se utilizó para trabajar con los niños que sufrieron algún tipo de trauma, tras el temblor que sacudió la Ciudad de México el pasado 19 de septiembre, así lo dio a conocer Luis Alberto Morales Hernández, investigador de dicha área.
Argumentó que este aparato sirve para detectar mediante la temperatura, algún tipo emoción que los niños no presenten físicamente, pero que por actitudes sea palpable, y que estén perjudicando su vida, por ello días después del sismo alumnos y docentes contribuyeron con esta labor.
Expresó que como parte de los resultados que se lograron obtener, fue que los niños estaban tristes, con temor, y un tanto depresivos por el tiempo que había durado el movimiento telúrico y la forma en la que salieron de sus casas y escuelas.
El investigador destacó que este esquema no sólo va dirigido a los niños, sino que también se puede utilizar con los jóvenes y adultos; sin embargo, en esta ocasión fue de gran apoyo para los doctores y psicólogos que se encontraban en el lugar de los hechos.
“En la Ciudad de México se utilizó (el termógrafo de emociones) con los pacientes que sufrieron algún tipo de trauma por ejemplo en el sismo del 19 de septiembre. El programa fue piloto pero se tuvieron resultados muy buenos”.
Dijo que aunque no se contabilizó el número de beneficiarios en este hecho, si se pudo canalizar a diferentes áreas a por lo menos 200 menores, pero la cantidad no fue oficial debido a la premura de su utilización.
Morales Hernández resaltó que dentro de las mejoras que se le hace al termógrafo de emociones, es que a través de colores se puedan esclarecer los sentimientos de los pacientes, advirtió que este aparato también se ha utilizado en estudiantes de la UAQ, de las facultades de Psicología, Enfermería y Derecho.