Ya se siente el Viernes de Dolores y Soriano se enlista para la celebración más importante de esta comunidad localizada en Colón, con la llegada de peregrinos, puestos de comida por doquier y un operativo policial para resguardar la seguridad de todos.
La llamada Fiesta Grande de Soriano se pone en marcha, donde a decir de autoridades de la Diócesis de Querétaro se esperan hasta 98 peregrinaciones y la visita de más de un millón de personas en la cabecera municipal de Colón.
Por ello, autoridades municipales y población en general preparan el recibimiento con antelación, pintando las fachadas de las casas y en algunos casos acomodando los terrenos alrededor que fungirán como estacionamientos para autobuses y automóviles privados.
En la calle Francisco I. Madero los puestos de comida, artesanías, bebidas y objetos varios se mantienen en su sitio desde hace una semana; puestos ambulantes que, a decir de sus locatarios, tienen un costo de 700 pesos por metro, en uno de los periodos con mayor venta, después de las fiestas decembrinas.
La seguridad también se hace presente. Ante la llegada de peregrinos, peregrinas y grupos de ciclistas los operativos inician desde la glorieta en el monumento a Cristóbal Colón, donde la policía municipal dirige el tráfico para evitar algún posible accidente y guiar a los turistas o habitantes de la zona.
A decir de la oficina de comunicación social del municipio de Colón, diariamente se cuenta con un apoyo promedio de 250 policías, tanto a nivel estatal como municipal, además de contar con el apoyo de Protección Civil, bomberos y personal paramédico.
Los festejos comenzaron a partir del 24 de marzo y estarán hasta el 2 de abril, en un preámbulo para el inicio de la Semana Santa, en el primer año en el que estas fiestas se celebran con el nombramiento de Patrimonio Cultural Inmaterial.
Las fachadas de las casas aluden al festejo. La suspensión de clases trajo consigo mayores ganancias, pues los padres en compañía de sus hijos acuden a comer a los puestos, en tanto que algunos ayudan en los comercios para aminorar la carga laboral.
La venta de pulque, micheladas y otro tipo bebidas se hacen presentes, algunos grupos danzantes hacen sus ritos y al pie de la Basílica de Nuestra Señora de los Dolores del Soriano se ofrecen misas, donde decenas de habitantes acuden, mientras los peregrinos que llegan a esta comunidad se sientan a descansar a la espera de la gran festividad.