En una pequeña carpa forrada con plástico para impedir las inclemencias del frío y la lluvia se encuentran Janeth y Rosario, dos empleadas sindicalizadas del Nacional Monte de Piedad, una institución de asistencia privada dedicada al financiamiento social a través de préstamos prendarios y cuya huelga estalló durante el primer minuto del pasado jueves 15 de febrero.
Ambas acaban de ingresar a su turno para custodiar la sucursal de Nacional Monte de Piedad que se ubica sobre el boulevard Hidalgo, en el centro de San Juan del Río. Ahí ellas y sus compañeros han colgado banderas rojinegras en las cortinas del local y una lona donde se pone de manifiesto la defensa del Contrato Colectivo de Trabajo que el sindicato tiene con esta institución.
Detrás de esos plásticos que resguardan el interior de la carpa, Rosario asoma su rostro para contar que ella es una de las que han sido afectadas directamente en la lucha entre el sindicato y la administración de la empresa, señalando que desde hace cuatro años le han negado su jubilación pese a que acredita todos los elementos para poder retirarse.
Además, explica que la huelga estalló ante la negativa de los abogados del Nacional Monte de Piedad para llegar a acuerdos, pues se retiraron de las mesas de negociaciones. Dice que lo que busca el sindicado no es otra cosa más que el respeto a los derechos laborales de los trabajadores, quienes no han recibido aumentos salariales desde hace tres años y además se han quedado con las prestaciones mínimas que marca la ley.
Refiere que en la sucursal de San Juan del Río laboran nueve personas, de las cuales cinco de ellas son sindicalizadas, mientras que el resto han sido contratadas a través del outsourcing, otro de los métodos que ha implementado la administración general de la institución para debilitar el sindicato. Añade que estos artificios se suman la rescisión sin motivo aparente de 350 sindicalizados en el país y el cierre de 18 sucursales a nivel nacional.
Afirma que estas y otras prácticas ejecutadas por la administración responden a lo que calificó como un “terrorismo”, donde la dirección de la institución pretende eliminar al sindicato para deshacerse de obligaciones e ignorar los derechos labores.
“La huelga se inició a raíz de que la institución se negó a seguir en negociaciones. Estábamos solicitando un 18 por ciento de aumento. Llevamos tres años que no nos aumentan sueldos. Estaba la negociación, pero el cuerpo de abogados de la institución abandonó las mesas que se estaban haciendo. El terrorismo de la institución ha sido fuerte porque han querido deshacerse del sindicato con todo lo que han realizado”, apunta.
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Ante ello, Janeth sostiene que la huelga es una resistencia que solo demuestra la lucha por el respeto a los derechos labores de los sindicalizados. Recuerda que en 1997 las banderas rojas se colocaron en las sucursales de Nacional Monte de Piedad, las cuales duraron solo seis meses. Al rememorar esto, dice que la esperanza es que la huelga dure poco tiempo, esto por el beneficio de trabajadores y clientes. No obstante, reconoce que hay elementos que pueden llevar a lo contrario.