Decenas de familias provenientes del municipio de Amealco de Bonfil, llegaron el pasado jueves a San Juan del Río para ofertar las artesanías de barro y textiles típicas del estado de Querétaro, actividad comercial que les impidió cenar con sus parientes de forma cálida en esta Navidad; sin embargo, saben que para ellos esta temporada es una de las mejores en cuanto a las ventas.
Clara Santiago García, es una de las artesanas que junto con su familia, llegó desde la semana pasada a este lugar para vender servilletas, muñecas, alcancías, morrales, aretes y cinturones bordados, que estuvo elaborando desde el mes de agosto para esta temporada decembrina, y como invirtió una buena cantidad de dinero para hacerlos, por las noches debe pernoctar en los portales que se localizan en el centro de San Juan del Río.
Esta actividad comercial la realiza desde hace más de 20 años, cuando venía con sus padres a vender, y como ahora ya no están, su esposo y sus tres hijos son quienes la acompañan cargando tres cajas de cartón repletas de mercancía y dos sabanas de tela que forman un morral en donde trae muñecas y textiles para su venta.
“Mi mamá decía que tenemos que sacrificar unas cosas por otras y ahora nos tocó cenar lejos de nuestra casa, fuimos a comprar algunos pollos para comer los cuatro y nos quedamos dormidos después de las 12 de la noche aquí en los portales”.
Agregó que regresará hasta su natal San Ildefonso Tultepec, hasta el lunes 8 de enero cuando hayan pasado los días de fiestas, y haya logrado sacar su inversión para prepararse nuevamente y volver en Semana Santa, y vender las artesanías que se enseñó a elaborar desde pequeña.
Para soportar el frío, Clara y su esposo cargaron dos colchonetas y cuatro cobertores, además la gente les regaló dos trozos de tela caliente, y unas chamarras para sus hijos.
Por otro lado, Gloria Contreras Felipe, madre soltera, nativa del barrio quinto de Santiago Mexquititlán, en Amealco, relató que en esta ocasión viajó con el más pequeño de sus cuatro hijos, y de igual manera llegó a instalarse en los portales para vender las artesanías de barro que estuvo creando desde hace dos meses, y en esta ocasión hizo monitos de nieve, charolas y puerquitos, que a su vez son alcancías.
Mientras los clientes llegan, se pone a bordar servilletas y porta celulares con figuras propias de la zona donde vive, como lo son los paisajes viscosos y la fauna natural; en su caso argumentó que esta Navidad extrañó a sus tres hijitos, pero sabe que si los trae implica un gasto mayor para poderlos mantener, y por eso decidió dejarlos con su mamá.
A ella no le dio tiempo de comprar algún alimento para pasar la noche buena, así que compró algunos tamales y atole; y al filo de las 20:00 horas una familia les llevó tortas, buñuelos y ponche a toda la gente que se queda a dormir en esta zona.
“No nos ha ido muy bien con las ventas porque como dicen hay mucha competencia, y sólo me alcanzó para unos tamalitos y ya, en la noche nos regalaron unas tortas, ponche y buñuelos y eso fue lo que cenamos”.
Como estas dos familias hay decenas que toman un lugar en la noche para quedarse a dormir, y desde muy temprano ponen sus productos a la venta en la vía pública, esperando que les vaya bien y regresar con buenas ganancias a su pueblo.