Para muchos menores el Día del Niño, no es un festejo, ni recibir un regalo, puesto que ellos deben esforzarse para salir adelante con sus papás, es decir, apoyan en el trabajo para contribuir con los gastos familiares e ir al día.
Así lo manifestó Marcela Quirino, de la comunidad de San Ildefonso en Amealco de Bonfil, quien es artesana desde hace más de 15 años, y comentó que en su caso no tiene con quién dejar a sus 3 hijos y se los lleva a vender barro y servilletas a la caseta de Palmillas de jueves a domingo.
“Cuando yo tenía la edad de mi hijo de 5 años, mi mamá también me traía a vender a la caseta, nosotros debemos trabajar si queremos comer, en el rancho estamos muy necesitados y no hay tiempo para festejos, solo cuando mis niños cumplen años, saben que deben ayudar a vender”.
De este municipio principalmente es desde donde se trasladan decenas de familias para vender sus artesanías, en múltiples ocasiones jugándose la vida entre los circulantes para ganar la clientela y colocar sus productos.
Otra de ellas es Eulalia Ventura, hija de artesanos con apenas 11 años, quien refirió que no recuerda haber tenido un festejo del Día del Niño, ya que desde pequeña la enseñaron a bordar para hacer servilletas y muñecas, y con lo que obtiene, ayuda en los gastos de su casa hasta ahora.
En la zona centro de San Juan del Río, es común también ver cómo los niños desarrollan actividades como cargadores de bolsas, vendedores de semillas, nopales, dulces, y flores, entre otras cosas, en ocasiones lo hacen porque sus papás no tienen con quien dejarlos o bien, porque no hay de otra más que apoyar.