A nueve meses de inaugurado el Museo Interactivo de Cultura del Agua (MICA), con costo de dos millones 385 mil 195 pesos, se mantiene sin operaciones constantes, ya que sus puertas permanecen cerradas al público en general, incluso durante el presente periodo vacacional.
En visible estado de abandono se observan las instalaciones del MICA, cuyo piso en el acceso hecho de madera luce descuidado, a pesar del escaso tiempo de la rehabilitación que se llevó a cabo del espacio que se reutilizó para crear el primer Museo Interactivo de Cultura del Agua en el estado, con inversión federal y municipal.
De acuerdo con Germaín Garfias Alcántara, director de la Junta de Agua Potable y Alcantarillado Municipal (JAPAM), el Museo se maneja a través de visitas guiadas coordinadas con el área de Cultura del Agua, que también promueve el espacio en las instituciones educativas, motivo por el que no existen horarios de visita al público general, aunado a que se carece de personal permanente.
Es preciso mencionar que la obra del MICA fue observada por la Entidad Superior de Fiscalización del Estado (ESFE), debido a que presentó deficiencias en la planeación y contratación.
En la revisión a la cuenta pública del ejercicio fiscal 2016, la ESFE refiere que JAPAM asignó el contrato para ejecutar la obra mediante la modalidad de Invitación Restringida, adjudicó (licitó y contrató) indebidamente obra pública bajo el concepto de “Proyecto Ejecutivo y Construcción del ECA…”, toda vez que se celebró en un mismo contrato la realización del proyecto y con base a éste la realización de la obra; lo que derivó en el manejo indebido de los recursos públicos por un millón 665 mil 86 pesos, que corresponde al monto contratado con recurso municipal.
La ESFE también destaca que los procedimientos de adjudicación de contrato no contaron con elementos puntuales que demostraran que se tuvieron los parámetros de análisis y comparativos necesarios para garantizar las mejores condiciones en cuanto a precio y calidad.
“Se dejó de lado en la evaluación, el concepto relativo a la elaboración del proyecto, derivando en la aplicación de criterios opacos y meramente cuantitativos para corroborar la existencia de la documentación solicitada en las bases de licitación y los términos de referencia y posterior fallo a favor del licitante ganador, sin contar con un análisis cualitativo del contenido de la propuesta, evidenciándose la discrecionalidad del criterio y opacidad en el proceso de revisión para la adjudicación de las obras y favorecimiento a un determinado contratista”, señala la ESFE.