La migración es un fenómeno que, de hecho, no es reciente y mucho menos exclusivo de algún grupo social o país. Se trata más bien de un fenómeno que tiene diferentes características de acuerdo al momento histórico en el que se desarrolla, y es determinado por coyunturas políticas, económicas y espacio geográfico.
Debido a las profundas desigualdades sociales, el escaso desarrollo económico y la incapacidad de los Estados para responder a las demandas populares, México y los países centroamericanos han generado una larga tradición migratoria hacia los Estados Unidos.
Países como Guatemala, Honduras y El Salvador, integrantes del llamado Triángulo Norte de Centroamérica, presentan la mayor proporción de migrantes en tránsito por México, aunque el paso de guatemaltecos por el territorio sigue siendo mayoritario en el conjunto.
Para muchas organizaciones sociales como las casas de migrantes, esta situación transmigratoria merece especial atención y un exhaustivo análisis, ya que en los últimos años se han incrementado las cifras respecto a la violación de los derechos humanos de los migrantes, a través del aumento de secuestros masivos, la trata de personas, violaciones sexuales, asesinatos y extorsión.
Tan solo el año pasado, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos consideró la ineficacia de tanto de las dependencias federales como estatales, para frenar, dar seguimiento y generar medidas que prevengan estas conductas delicitas. (foto 10)
De acuerdo con el “Informe Especial Sobre los Casos de Secuestro en Contra de Migrantes”, de septiembre de 2008 a febrero de 2009 se registraron más de 9 mil víctimas secuestradas, y en 2011 la CNDH documentó el incremento a 11,333 víctimas, con 214 casos de secuestro masivo en Veracruz, Tabasco, Tamaulipas, San Luis Potosí y Chiapas.
Albergues para migrantes como el de “Hermanos en el Camino”, se han creado en todo el país para hacer frente a esta situación, a lado de asociaciones religiosas, organismos internacionales y activistas por los derechos a la movilidad, como el padre Alejandro Solalinde, quien tras ser testigo de estos hechos, en 2007 decidió fundar en Ixtepec, Oaxaca, la Casa del Migrante “Hermanos en el Camino”.
La casa de migrantes de Ixtepec “surgió de la necesidad de protegerlos, no hay más… vi que estaban expuestos a toda clase de agresiones y dije que era necesario tener un espacio donde poder tenerlos tranquilos, donde poder tenerlos seguros (…) El mayor desafío que he tenido desde entonces es superar la intimidación, el acoso y la falta de respeto constantes de personas que no quieren que lleve a cabo mi labor. Incluso muchas autoridades locales, bandas de delincuentes y traficantes de droga quieren librarse de los defensores de los derechos humanos”, lamentó Solalinde. (Foto 5)
Los desafíos son grandes, los obstáculos son aún mayores, y la lucha por la reivindicación de los derechos por la movilidad humana es también la lucha por una vida digna para todas las personas