Los grandes cambios que ha traído consigo la era digital y el avance imparable de la tecnología están teniendo un impacto en todos los sectores de la economía y la sociedad. El progreso de los monstruos industriales ha marcado una pauta que está en continuo cambio pues vivimos una época de transformación tan importante como la que trajo el desarrollo de la máquina de vapor en las fábricas del siglo XIX donde pasamos de lo manual a lo automatizado, de lo artesanal a lo producido en masa, de la sustitución del trabajo humano por las máquinas.
Aún con ello, en la ciudad de Querétaro, los espacios en donde se sitúan las grandes industrias de la producción en masa es contrastante a la cotidianidad en donde se desarrollan los habitantes pues el trabajo sigue siendo manual, aunque con herramientas que agilizan sus quehaceres; sin embargo, la evidente desigualdad social se enmarca: casas de lámina sin acabados más que los simples tabiques, gente de campo con extenuantes jornadas, bicicleta como medio de transporte, camionetas desgastadas por los años con zumbidos fuertes en el motor, los niños y sus juegos en andadores tierrosos.
A partir de la época de la Revolución Industrial en que se fomentó la maquinaria en las industrias, ha existido el problema ambiental. Las máquinas que se construyeron en aquella época, al igual que las que se utilizan en la actualidad, son contaminantes y causan grandes problemas al ambiente y la principal plata productora de fertilizantes del centro del país no es la excepción, pues desde hace más de 27 años opera en la localidad desprendiendo sus vapores al exterior, ese exterior de por sí ya lleno de irregularidades y diferencias sociales.