Hablar de fe es hablar de esperanza, es también hablar de principios y normas religiosas de comportamiento, pero: ¿Qué es la fe para cada persona? La idea de divinidad y cómo se manifiesta en cada persona es tan subjetivo como la palabra misma, y la obediencia como uno de los principios dogmáticos de la religión católica, es una idea que permea en quienes practican la religión, pero ¿Qué pasa cuando la fe es más grande que la obediencia? ¿Dónde es el límite?
El caminar año con año hasta la Basílica de la Virgen de Guadalupe, algunas personas por más de 30 años, es sin duda un acto de fe, que a decir de los mismos peregrinos, pocos lo entenderían, que sin importar las condiciones ni las circunstancias, deciden tomar una maleta y caminar durante dos semanas hasta llegar hasta a la Basílica del Tepeyac, es un acto que por si mismo representa un gran esfuerzo y sacrificio.
Sin más compañía que la de su fe, movidas por su convicción y organizadas por su cuenta, un grupo de aproximadamente 30 mujeres comenzó la tradicional peregrinación de Querétaro al Tepeyac, esto pese a que el día que se tenía programada la salida de la Sierra Gorda, fue cancelada por tercer año consecutivo la tradicional romería debido a la quinta ola de Covid-19.
Dicho grupo que comenzó con al rededor de 30 mujeres que solicitaron el apoyo a las diferentes autoridades eclesiásticas y civiles, pronto se convirtió en una columna de aproximadamente de 250 personas, entre hombres y mujeres, que caminaron en compañía de policías estatales, municipales, bomberos, ambulancias y Guardia Nacional; y aunque a lo largo del camino se encontraron con las puertas cerradas de algunas iglesias, el caluroso recibimiento de otros párrocos y pobladores que les brindaban comidas y hospedaje, hicieron seguir a los peregrinos con más fe y esperanza.
Opiniones a favor y en contra fue el precio a pagar por el desacato, “Le pido al Papa perdón, al Obispo, pero no los puedo obedecer, porque es más grande mi fe que mi obediencia”, mencionó la señora Guadalupe, quién comenzó la peregrinación desde Neblinas, y aunque con un poco de temor a represalias, al igual que los demás fieles a la Virgen de Guadalupe, menciona que preferían hacer la peregrinación a pie que en camiones.
“No venimos de vacaciones, ni tampoco a perder el tiempo, hacemos este sacrificio con mucha fe, porque sabemos que Dios y María Santísima nos han dado una pequeña oportunidad de vivir” refirió la señora Guadalupe, quien orgullosa dice llamar igual que la Virgen de Tepeyac, de igual manera dice sentirse muy agradecida, porque tras nueve operaciones, sigue agradeciéndole a Dios a la virgen María el seguir con vida.