La fe superó el cansancio y llegaron con la Guadalupana

diarioweb

  · lunes 24 de julio de 2017

EL AMOR a la Virgen movió a miles a la Basílica de Guadalupe.

Por: Zulema López

El cansancio dobla los pies, es uno de los efectos que provocael caminar desde Querétaro hasta la Ciudad de México, el cuerpoparece ya no querer responder, pero en ese preciso momento en elque las ganas parecen desvanecerse, el corazón se acelera y unasonrisa se dibuja en el rostro pues, a lo lejos, se ve la casita dela madre, “la Morenita del Tepeyac”.

Los fieles aceleran el paso, la esperanza se convierte en unarealidad tangible y en medio de ese entusiasmo, se encuentran a laentrada de la Basílica a Monseñor Enrique Glennie, rector de laBasílica de Santa María de Guadalupe, y el obispo de Querétaro,Faustino Armendáriz Jiménez; mientras el primero deseó que laVirgen los llene de bendiciones, Armendáriz Jiménez le agradeciópor el cariño y apoyo hacia la peregrinación de Querétaro.

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“Es una de las últimas oportunidades que tenemos paradirigirnos a quienes, como directiva, han hecho posible, a lo largode varios años, esta peregrinación, gracias a los seminaristas ya todas las autoridades que también han coadyuvado en esteesfuerzo de guardar el orden, la disciplina y la espiritualidad deesta peregrinación”.

Al darles la bienvenida a “la casa de la Santísima VirgenMaría”, y continuó al declarar “que Ella los proteja y que alpasar delante de su bendita imagen Ella bendiga sus familias, acada uno de ustedes y bendiga a nuestra Diócesis de Querétaro,bienvenidos todos”, exclamó, para conducirlos por la rutadirecta en la que ya los esperaba la Guadalupana.

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Júbilo, estupefacción, mutismo, llanto, se conjuntaron alpasar por una de las tres bandas transportadoras que dan acceso ala imagen de la Virgen, a quienes en silencio, los fielesagradecían o rogaban, dependiendo el motivo que los llevó apostrarse ante ella. La mayoría iba en silencio, aunque huboquienes no pudieron contener un sollozo, mientras, otroscontinuaban entonando las alabanzas con las que se animaron duranteel camino.

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El cansancio fue grande, pero valió la pena, los fielespudieron llegar ante la Virgen Morena y aceleraron sus pasos para,desde el atrio, completar su viaje escuchando la Santa Homilía,cuyas palabras se quedarían grabadas en sus mentes en el camino deregreso, mientras que la mirada de María, los acompañarámientras existan.