Cansado de buscar trabajo, José Luis llegó hace 10 años alcentro de San Juan del Río para emplearse como lavacoches. Lasempresas no lo contrataban por contar con la primaria, pero debíasacar a sus tres hijos adelante.
Acompañado de una cubeta, jabón, franela y un cepillo, elhabitante de la comunidad de El Coto recorre cada centímetro de laavenida Juárez, entre 16 de Septiembre y la calle Cuauhtémoc,para lavar el interior y exterior de los vehículos que seestacionan por esta arteria buscando el sustento para sufamilia.
“Llegamos ahí buscando chamba y nos metimos aquí a lavar loscoches. Sí había trabajo, pero sólo daban en las obras ahí enel rancho y era temporal por un mes o dos meses”.
Con el recurso que percibe realizando este trabajo, que es demás 200 pesos al día, José Luis colabora con la economíafamiliar para que sus pequeños de 10, 7 y 5 años de edadcontinúen con sus estudios y tener acceso a una carrerauniversitaria, ya que él únicamente cursó la primaria.
“Yo trabajo de 7 a 4 de la tarde. La mejor época del año esnavidad, como traen más varo. En el tiempo de enero que caen lascabañuelas, ya ve que amanece lloviznando y ya no caen lavadas,pura propinita”.
El lavacoches, como sus otros 50 compañeros que se encuentranen este tramo, festejará el Día del padre en compañía de sufamilia. A diferencia de otros días no asistirá a trabajar,dejará de recorrer la avenida donde desempeña sus actividades ycambiará la rutina por un “molito de olla”.
“Mi esposa lo hace. Se junta con mi suegra y ahí con unas‘caguamitas’ y venir el lunes a trabajar. Llegan mis cuñadas ymi pa´ a festejar con mi jefa. Se juntan como unas diez personas ylos niños son como 20 entre todos”.
José Luis Méndez Enríquez, dijo que la celebración por elDía del padre es la oportunidad para reunirse con sus hijos, porello recomienda a los jefes de familia pasar un día agradable consus familiares.
“Que se reúnan, la pasen bonito y no tomen mucho”,finalizó.