Invade alegría a niñas para peregrinar hasta el Tepeyac

ZULEMA LÓPEZ

  · miércoles 18 de julio de 2018

Juventud y experiencia en la peregrinación conjunta el grupo de Ana Karen. Fotos: Hugo Camacho

“Emocionadas por ir a ver a la virgen” es la palabra que resume el sentimiento de las acompañantes de Ana Karen; tres niñas que cada año participan en la peregrinación de pie Querétaro-Tepeyac.

Perteneciente al grupo uno, de Jurica, Ana Karen narra que tiene 29 años de edad, 17 de los cuales los pasó como peregrina, de tal forma que ese amor por recorrer el camino hacia “La Guadalupana decidió transmitirlo a sus hijas y sobrina.

“Venimos a ver a María, a agradecerle todas las maravillas que nos ha regalado, a pedirle salud, trabajo y mucho amor. Con mucho amor venimos, aunque venimos ampolladas, cansadas, pero venimos super contentas”.

Normalmente se desempeña como empleada doméstica, pero sus empleadores saben que en cuanto sea la peregrinación deberá dejar de trabajar, para cumplirle a “La Virgen”.

Desde enero, las cuatro compañeras comienzan a prepararse para coser las faldas iguales que usarán durante el recorrido y, por su puesto, para coser una especial, aquella que utilizarán cuando estén en presencia de “La Morenita”, para que sepa lo mucho que les importa.

Teresa y Naomi cuentan con diez y ocho años de edad, mientras que su prima Renata, también tiene ocho. Cada una de ellas ya es veterana en la peregrinación pues tienen diez, cuatro y ocho años de peregrinas, respectivamente.

Teresa siempre se entusiasma por ir a ver a María, aunque de regreso sabe que no será interrogada por sus compañeros de primaria de todo lo que significa peregrinar, porque ninguno de ellos participa en las columnas.

Naomi destaca que darle gracias a María es lo que la motiva a hacer cada año el mismo viaje, aunque cantar durante el recorrido también destaca entre sus momentos favoritos.

Renata narra que todos los años simplemente les dice a sus padres que ya se va a la peregrinación, y que ellos le desean un buen viaje, además de pedirle que les llame cada que tenga oportunidad y agrega: “me dicen que me van a extrañar mucho”.

Tras narrar lo que las motiva a integrar la columna, las cuatro compañeras regresan para seguir conviviendo entre los rezos y cantos de la romería.