CIUDAD DE MÉXICO.- Después de más de una década de que laProcuraduría General de la República (PGR) acusara sin pruebas aJacinta Francisco, Teresa González y Alberta Alcántara desecuestrar a seis elementos de la Agencia Federal de Investigación(AFI), ayer por fin las mujeres otomíes recibieron una disculpapública.
“La Procuraduría General de la República contradijo elprincipio de presunción de inocencia en agravio suyo,interviniendo en su proyecto de vida; dicho órgano acepta queustedes tuvieron la razón, que les ocasionó un daño moral,resulta un deber reparar el daño por los delitos que les fueronindebidamente imputados por la autoridad; reconozco públicamentesu inocencia por los delitos que se les atribuyeron y por los quede forma injusta fueron privadas de su libertad”, refirió elprocurador general de la República, Raúl Cervantes Curiel.
Con respecto a los casos de Teresa y Alberta, Raúl Cervantesseñaló que se determinó su culpabilidad durante un tiempo queningún acto público podrá regresarles, esto fue agravado cuandoposteriormente les fue negada una indemnización por el dañocausado.
Agradeció la labor de las organizaciones e instituciones queluchan por el cumplimiento de los derechos humanos, además de losmedios de comunicación que acompañan este acto de justicia.
“Alberta Jacinta y Teresa, al exigir lo que les correspondedieron un mensaje de verdadero acto de democracia, sus casosrebasaron la esfera personal por tratarse de bienes que nosinteresa preservar, como el debido proceso.
Derivado de estas manifestaciones, la PGR incurrió en unaactividad indebida y ocasionó una imagen errónea en su comunidad,por ello, sirva este acto para ofrecerles una disculpa públicacomo medio de reparación del daño”, expresó.
AÑOS DE INJUSTICIA Como consecuencia de lainjusticia las tres mujeres originarias de Santiago Mexquititlán,del municipio de Amealco de Bonfil en Querétaro, pasaron casicuatro años en el penal de San José el Alto.
Se trata del primer evento de esta naturaleza impulsado por unasentencia de los tribunales nacionales, además de un triunfo delas mujeres indígenas que no estuvieron conformes con recuperar sulibertad, sino que siguieron luchando hasta que el Estadoreconoció públicamente su inocencia.
Normalmente en los actos de disculpa pública la identidad delos agraviados es reivindicada, se dignifica a las víctimas y seacepta la responsabilidad de quien debió protegerlas.
Aparte de la aparente violación a sus derechos humanos, lastres mujeres se enfrentaron a otras limitantes, como la falta de untraductor al no dominar el español, la estigmatización al serseñaladas como criminales y la discriminación de género porinstituciones del Estado.