/ martes 13 de febrero de 2018

Granja el Puente, construcción única en San Juan

La Granja el Puente, construcción popularmente conocida como la ex fábrica de colchones, se convirtió en un punto de referencia para los habitantes de San Juan del Río por las características únicas de su fachada, que asemejan estilo morisco.

Enrique Gómez Ruiz es quien narró la historia de la granja a EL SOL DE SAN JUAN, explicó que es hijo de Teófilo Gómez, cuyo padre también se llamó Teófilo Gómez, ex integrantes de la ex hacienda La Venta “Teófilo Gómez y hermanos”, es decir, varios familiares son propietarios de la granja.

Y aunque originalmente se denomina Granja el Puente, nombre que se le impuso debido a la cercanía con el Puente de Piedra, entre los familiares acostumbran llamarla establo, debido a que la construcción se hizo para la crianza y reproducción de vacas lecheras raza jersey, importadas de Texas y Canadá.

En compañía de su hijo Teófilo Gómez, quien también recibió el apelativo de su abuelo y bisabuelo, Enrique Gómez relata que su padre tuvo ocho hijos, cuatro fueron varones, y con dos de ellos planeó la construcción de la granja en la década de los 40, tras un viaje a Arabia.

“Entre los tres tuvieron la idea del establo, Luis hizo la maqueta en madera, triplay, así como está la fachada, que nunca se terminó, quedó a más del 90 por ciento (…) Mario era ingeniero, pero le dio por irse al Seminario, y mi papá fue el de la idea”.

Precisó que su padre contó con el apoyo de varias personas que le donaban piedra para la construcción, sólo tenía que trasladarla; mientras que la arena era extraída del río por gente que se la vendía y la transportaba en burros.

Sin duda, la fachada es lo que más llama la atención, pues cuenta con dos torres en las que se encuentran miradores a los que se llega a través de escaleras en forma de caracol hechas de cantera, cada escalón es monolítico.

“La fachada tiene de diferentes canteras, de la de aquí del rumbo, de La Cañada, esa otra es de Escolásticas, son de varias procedencias y estilos. También tiene la piedra que le reglaban a mi papá”. 

El sistema de construcción del establo fue rudimentario, explicó que a partir de la edificación de bóvedas hechas con ladrillo rojo en este inmueble, habitantes de San Juan del Río empezaron a hacer uso de este tipo de techos.

“Mi papá trajo albañiles de Lagos de Moreno y tuvo tanto éxito que mi papá fue el que puso de moda en la región las construcciones con bóvedas”.

El espacio es basto, ya que tan sólo en la sala de ordeña es posible albergar a un promedio de 80 vacas, también existen corrales donde se separaba a las vacas cuando estaban a punto de parir, aunado a que hay áreas específicas para la crianza de cerdos, borregas, cabras, otras para toriles, becerreras y las caballerizas.

“Ahí se ven todavía las divisiones de los comederos, bebedores de las becerritas, eran becerreros, eran espacios para las recién nacidas, luego se pasaban a otro corral, cuando tenían dos o tres meses, e iban de corral en corral y cuando tenían dos años iban al último corral, donde las empezaban amansar para la ordeña”.

Todos los espacios son amplios y edificados con gran detalle, lo que permitió que los animales albergados ahí tuvieran un trato digno, pues contaban con todas las comodidades.

A pesar que fue creado como establo, tras la caída de la producción de leche, el inmueble fue empleado para otros fines, entre ellos, se rentó para carpintería, industria, herrería y la fábrica de colchones española que estuvo durante 10 años, a finales de los 90 y principios del 2000, razón por la que las últimas generaciones de sanjuanenses recuerdan más este uso.

“Mi papá murió en el 72, entonces por esa fecha se vendieron las vacas como se pudo, unas al rastro, unas a otros establos, fue cuando también había vacas angus, y con el establo vacío, unos españoles se acercaron con mi hermano Arturo a que les rentáramos”.

En la actualidad funciona mayormente como bodega y tiene a un costado un vivero, incluso algunos espacios se acondicionaron con locales comerciales, ya que al fallecer don Teófilo Gómez hubo varios herederos, por lo que la propiedad está dividida en varias familias, tal es el caso de Gómez Ruiz, Higuera Gómez y Gómez Meza.

La Granja el Puente, construcción popularmente conocida como la ex fábrica de colchones, se convirtió en un punto de referencia para los habitantes de San Juan del Río por las características únicas de su fachada, que asemejan estilo morisco.

Enrique Gómez Ruiz es quien narró la historia de la granja a EL SOL DE SAN JUAN, explicó que es hijo de Teófilo Gómez, cuyo padre también se llamó Teófilo Gómez, ex integrantes de la ex hacienda La Venta “Teófilo Gómez y hermanos”, es decir, varios familiares son propietarios de la granja.

Y aunque originalmente se denomina Granja el Puente, nombre que se le impuso debido a la cercanía con el Puente de Piedra, entre los familiares acostumbran llamarla establo, debido a que la construcción se hizo para la crianza y reproducción de vacas lecheras raza jersey, importadas de Texas y Canadá.

En compañía de su hijo Teófilo Gómez, quien también recibió el apelativo de su abuelo y bisabuelo, Enrique Gómez relata que su padre tuvo ocho hijos, cuatro fueron varones, y con dos de ellos planeó la construcción de la granja en la década de los 40, tras un viaje a Arabia.

“Entre los tres tuvieron la idea del establo, Luis hizo la maqueta en madera, triplay, así como está la fachada, que nunca se terminó, quedó a más del 90 por ciento (…) Mario era ingeniero, pero le dio por irse al Seminario, y mi papá fue el de la idea”.

Precisó que su padre contó con el apoyo de varias personas que le donaban piedra para la construcción, sólo tenía que trasladarla; mientras que la arena era extraída del río por gente que se la vendía y la transportaba en burros.

Sin duda, la fachada es lo que más llama la atención, pues cuenta con dos torres en las que se encuentran miradores a los que se llega a través de escaleras en forma de caracol hechas de cantera, cada escalón es monolítico.

“La fachada tiene de diferentes canteras, de la de aquí del rumbo, de La Cañada, esa otra es de Escolásticas, son de varias procedencias y estilos. También tiene la piedra que le reglaban a mi papá”. 

El sistema de construcción del establo fue rudimentario, explicó que a partir de la edificación de bóvedas hechas con ladrillo rojo en este inmueble, habitantes de San Juan del Río empezaron a hacer uso de este tipo de techos.

“Mi papá trajo albañiles de Lagos de Moreno y tuvo tanto éxito que mi papá fue el que puso de moda en la región las construcciones con bóvedas”.

El espacio es basto, ya que tan sólo en la sala de ordeña es posible albergar a un promedio de 80 vacas, también existen corrales donde se separaba a las vacas cuando estaban a punto de parir, aunado a que hay áreas específicas para la crianza de cerdos, borregas, cabras, otras para toriles, becerreras y las caballerizas.

“Ahí se ven todavía las divisiones de los comederos, bebedores de las becerritas, eran becerreros, eran espacios para las recién nacidas, luego se pasaban a otro corral, cuando tenían dos o tres meses, e iban de corral en corral y cuando tenían dos años iban al último corral, donde las empezaban amansar para la ordeña”.

Todos los espacios son amplios y edificados con gran detalle, lo que permitió que los animales albergados ahí tuvieran un trato digno, pues contaban con todas las comodidades.

A pesar que fue creado como establo, tras la caída de la producción de leche, el inmueble fue empleado para otros fines, entre ellos, se rentó para carpintería, industria, herrería y la fábrica de colchones española que estuvo durante 10 años, a finales de los 90 y principios del 2000, razón por la que las últimas generaciones de sanjuanenses recuerdan más este uso.

“Mi papá murió en el 72, entonces por esa fecha se vendieron las vacas como se pudo, unas al rastro, unas a otros establos, fue cuando también había vacas angus, y con el establo vacío, unos españoles se acercaron con mi hermano Arturo a que les rentáramos”.

En la actualidad funciona mayormente como bodega y tiene a un costado un vivero, incluso algunos espacios se acondicionaron con locales comerciales, ya que al fallecer don Teófilo Gómez hubo varios herederos, por lo que la propiedad está dividida en varias familias, tal es el caso de Gómez Ruiz, Higuera Gómez y Gómez Meza.

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