Unas de las edificaciones más importantes de Huichapan, Hidalgo, es el Acueducto El Saucillo, estructura que está considera como la más alta en su tipo en toda Latinoamérica, pues cuenta con 14 arcos y posee una altura de 44 metros. La construcción se levanta sobre un cauce al que se le conoce como Arroyo Hondo y por su imponencia se ha convertido en uno de los sitios más importante del Pueblo Mágico.
De acuerdo con información del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) la construcción de esta obra arquitectónica e hidráulica inició en el año 1732 por mandato del capitán Manuel González Ponce de León, quien fue el dueño de la hacienda El Saucillo y benefactor del pueblo que se encontraban dentro de los terrenos de la hacienda.
Datos históricos señalan que ante la carencia de agua y las dificultadas para llevar el líquido a la hacienda El Saucillo, así como a las otras comunidades y haciendas de la región, es que Manuel González Ponce de León tomó la decisión de financiar la construcción del acueducto con el propósito de que sus propiedades y tierras contarán con el recurso natural. Fue de este modo cuando en 1732 arrancaron las construcciones.
La estructura se erige sobre el cauce de una cañada conocida como Arroyo Hondo. De acuerdo con leyendas de pobladores, la construcción del acueducto significó grandes desafíos de ingeniería que muchos obreros que trabajaban en su edificación murieron al caer de grandes alturas, por lo cual en algún punto a esta zona también fue bautizada como “Cañón del diablo”.
Según el INAH, el acueducto se construyó utilizando materiales como cantera, cal, arena, piedra caliza y mortero de la época. Además, indica que los trabajos de edificación tardaron seis años por las complicaciones que representaba, de manera que la obra terminó en 1738, teniendo una longitud de 155 metros, 14 arcos y 44 metros de altura, convirtiéndola en una de las estructuras más altas de este tipo en el país.
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“La particularidad de este acueducto es que, además de servir como cause de agua, fungió como un puente por el que podían transitar las personas que pasaban de una a otra hacienda, así como del ganado, volviéndolo un acueducto multifuncional. El acueducto ya no cumple la función principal de llevar agua a las comunidades aledañas, pero sigue sirviendo como puente y, desde luego, aún conserva su belleza arquitectónica, por lo que, es uno de los atractivos turísticos de la región”, señala el INAH.