Desde que iniciamos los preparativos del proceso electoral pasado fue constante repetir la frase: “Estamos organizando la elección más grande en la historia de México”. Hoy, en el marco de los próximos comicios, volvemos a escuchar de manera reiterada que el 6 de junio tendremos la jornada electoral más grande que ha tenido el país. Autoridades electorales nos la repetimos porque somos conscientes de la ardua labor que representa la organización de la elección en la que se renovarán más de 21 mil cargos a nivel nacional y en la que el listado nominal promete que serán los comicios en los que podrá votar el mayor número de electoras (es).
Hoy, además de saber que está en nuestras manos la elección más grande, tenemos absolutamente claro que organizamos el ejercicio democrático más complejo del México contemporáneo. Además de todos los retos y particularidades a los que nos enfrentamos ordinariamente, debemos hacer frente a una elección enmarcada por la pandemia que se vive.
Cada actividad que realizamos en la organización de una elección se prevé y planea de forma tal que estemos en condiciones de conocer aquellas variables que se puedan presentar, a fin de reaccionar ante cualquier vicisitud, sin embargo, este año tenemos la variable más compleja a la que jamás nos hemos enfrentado. La presencia de una enfermedad poco previsible, que evidencia que tenemos enfrente el proceso electoral más complejo de la historia.
Los retos son muchísimos (quizá inimaginables); sin embargo, les haremos frente, siempre bajo la convicción de que, como autoridades electorales, tenemos la obligación de establecer los mecanismos para garantizar la salud de la ciudadanía que acuda a las urnas y de aquella que acompaña cada fase del proceso organizativo.
No olvidemos que los procesos electorales son predominantemente ciudadanos. Están a cargo de autoridades electorales, pero en su construcción se requiere la participación total de las y los mexicanos.
En el estado de Querétaro, para integrar los Consejos Distritales y Municipales, se requirieron 350 personas; para fungir como supervisoras (es), así como capacitadoras (es) asistentes electorales tanto federales como locales se habrá de requerir al rededor 1,690 personas; para integrar las Mesas Directivas de Casilla, casi 30 mil personas, que recibirán y contarán los votos el 6 de junio.
El reto es muy alto, más allá de la construcción de procesos electorales, debemos establecer los mecanismos necesarios para que la ciudadanía se sienta segura y se sume a organizar y votar en la elección más grande y compleja de la historia.
*Consejero Electoral del Consejo General del IEEQ.