El trabajo del embalsamador es el arte de poder convivir con los muertos, no es una labor sencilla ni común, pero una de las más importantes en las familias al momento de perder a un ser querido.

Con varios años de experiencia en el gremio funerario cómo proveedor y agente funerario, David Jaime González habló de los secretos de cómo preparar un cadáver para un funeral, desde el aspecto quirúrgico hasta lo cosmético, para que en el último adiós luzca espectacular y en tranquilidad.

“Dejarlo de alguna manera que la persona parezca que está dormida es un trabajos sumamente importante porque al fin de cuentas, el cuerpo o la persona que ha fallecido es el centro de atención, entonces la familia lo va a ir a despedir o lo va ir a ver, algunos a darles la bendición y que mejor que cuente con una expresión de descanso, de paz que nosotros podemos manipular a través de masajes en músculos del rostro y quitarle esa facción rígida o guiño inadecuado”.

Reconoció que la labor resulta más importante cuando la familia permite mantener abierto el féretro para que los asistentes den el último adiós, pues debe lucir estilizado del cabello y con maquillaje una vez que fue intervenido con soluciones químicas a base de formaldehído.

Compartió que el primer paso que hace un embalsamador, inicia con el retiro de los fluidos corporales, pues estos son removidos mediante incisiones en yugular o en arteria femoral, para sustituir con soluciones químicas a base del formaldehído, para posterior, dar paso a lo cosmético, en donde se ajustan las características faciales.

“Iniciamos en el sector funerario hace 15 años aproximadamente, ya como empresa funeraria y soy segunda generación de fabricante de ataúdes y artículos funerarios, una fase importante es el embalsamado, porque es donde se lleva a cabo la preparación del cuerpo y el arreglo estético para la presentación del mismo, el embalsamamiento del cuerpo en estos tiempos es necesario y se requiere para evitar la proliferación de bacterias, de virus de exportas, así como para poner en velación el cuerpo durante el tiempo que así lo desee la familia y lo permita la ley”.

La preparación del cuerpo se realiza para que pueda durar ya sea uno o dos días, periodo en el cual permanece la velación, pues recordó que normalmente las familias acostumbran al servicio de inhumación.

“El proceso del embalsamiento normalmente no es tan conocida por parte de la comunidad, de las personas, hay quienes confunden el embalsamado con la necropsia, la necropsia es la que se lleva a cabo en el servicio médico forense y es para dictaminar las posibles causas de la muerte, el embalsamado no, el embalsamado se lleva a cabo a través de la técnica americana, a través de una incisión a través de la yugular o a través de la femoral para poder retirar toda la cuestión sanguínea, trabajar en el sistema circulatorio para poder retirar todos aquellos líquidos que son los causantes de la descomposición primeramente interna del cuerpo y posteriormente exhibir esa descomposición en las partes externas del cuerpo como son hinchazón, malos olores o derrame de líquidos”.

El trabajo resulta complicado cuando la persona murió en un accidente y el cuerpo quedó destrozado, ahí es cuando su labor, aseguró que se hace más minucioso y más preciso para que las familias puedan ver por última vez a su familiar sin estar tan desfigurado.

“Los tiempos de una embalsamamiento varían, en promedio son de tres a cuatro horas, depende mucho del estado del cuerpo, de la complexión, de las diferentes causas de muerte, así como las condiciones del mismo, hay cuerpos que ya han estado de putrefacción y definitivamente requieren de un trabajo más a conciencia para momentáneamente frenar la descomposición”.

De esta manera es como el embalsamador comentó que para su labor, se prepara efectuando algunos rezos y agradecimiento a la vida, pues atender a las personas que han trascendido, aseguró que le permite valorar y vivir cada momento de su vida, pues lo que para unos resulta aterrados realizar dicha labor, para él y su familia, es un arte preparar a las personas fallecida para su último adiós terrenal.