La mañana del 7 de febrero, la Secretaría de Relaciones Exteriores anunciaba que un grupo nutrido de rescatistas mexicanos viajarían a Turquía para apoyar en los trabajos de búsqueda y rescate de las víctimas de un desastre natural sin precedentes. Entre las decenas de hombres y mujeres, iba Edgar Martínez, guía canino de la Cruz Roja Mexicana Querétaro; quien no iba solo, pues sus compañeros Orly y Balam también se sumarían a las labores.
Orly y Balam, son dos perros de la raza border collie, integrantes del binomio canino de la Cruz Roja Mexicana Querétaro. Ambos son especialistas en la búsqueda de personas en estructuras colapsadas, búsqueda por olor referenciado, así como detección de personas recién fallecidas. Los dos son hijos de Athos, el perrito rescatista de la Cruz Roja que en junio de 2021 fue envenenado.
Fue lunes 6 de febrero cuando el occidente del mundo despertó con una de las noticias más impactantes en los últimos años: un sismo de magnitud 7.8 en escala de Richter sacudió el sur de Turquía. El desastre natural aún no se asimilaba del todo cuando un segundo terremoto de 7.5 de magnitud, se produjo al norte del mismo país.
En las horas restantes de ese día el Gobierno de Turquía encendió las alertas. Declaró estado de emergencia en 10 regiones del país. El saldo hasta ese momento, aún con el polvo y el miedo esparcido en el ambiente, era de miles de personas muertas y cientos de personas atrapadas entre los escombros de los cientos de edificios colapsados.
A su regreso, Edgar cuenta que pasaron 11 largos días en la ciudad turca de Adiyaman, ubicada al sureste del país del medio oriente. En su estancia, relata que lo más complicado de estar en el país fue el idioma, pues tenía que coordinarse con sus pares de aquella nación devastada. Añade que las labores fueron complicadas por el clima, pues durante la noche la temperatura desdecía a 15 grados bajo cero, mientras que en el día el termómetro no sobrepasaba los cero grados.
A pesar de las desventajas, afirma que él, Orly y Balam dieron su mejor esfuerzo y que los resultados hablan por sí solos, ya que durante el periodo de labores de búsqueda, los caninos localizaron a cuatro personas con vida y 36 fallecidas. uno de esos momentos quedó registrado en video, cuando Balam localizó a una víctima del terremoto de entre los escombros.
“Nos sentimos muy satisfechos (…), creo que asistir a Adiyaman, la ciudad de Turquía, nos hizo sentir con mucho compromiso, pero aun así con un gran sentido de responsabilidad (…). Creo que nos enfrentamos a varias circunstancias, una de ellas fue la cultura, el idioma y otra el clima. Por las noches estábamos a menos 15 grados y durante el día a cero o a menos tres”, comenta.
Tras la estancia en Turquía, Orly, Balam y los demás caninos que participaron en las labores de búsqueda y rescate se ganaron el reconocimiento internacional. Ante ello, Edgar expresa que se siente contento porque el trabajo de estos binomios caninos se puso al centro y pudo ser conocida por casi todos los sectores de la sociedad, cosa que, dijo, antes no ocurría.
“Me siento contento, creo que la especialidad de los perros fue muy difundida. Antes creo que la ciudadanía no tenía mucha idea de lo que hacía un perro de rescate, incluso algunos pensaban que el perro accedía a rescatar una persona. Ellos son el guía que nos dice dónde podemos localizar una persona o donde escarbar”, puntualiza.
A su regreso, Edgar, Orly y Balam fueron reconocidos por sus labores por el Heroico Cuerpo de Bomberos Voluntarios de San Juan del Río y por el Gobierno del Estado de Querétaro. Sus trabajos han roto fronteras y se han convertido en un orgullo queretano.