Don Mento y los shitases de madera

Según registros que ha hecho la delegación municipal, esta tradición data de hace 120 años

Mario Luna | El Sol de San Juan del Río

  · sábado 16 de julio de 2022

Foto: Mario Luna | El Sol de San Juan del Río

Cada año, durante diciembre, decenas de seres vestidos con ropas coloridas y máscaras de madera invaden las calles de La Valla, en San Juan del Río. Durante los días de la fiesta patronal estos personajes salen a las calles, bailan, cantan y entretienen a quienes se congregan para celebrar al santo protector. Aunque en las demás comunidades existen, los que habitan aquí son únicos.

Los shitases es una práctica que se niega a morir en todas las localidades del municipio, se trata de personajes que aparecen en fiestas patronales, son seres a veces fantásticos y otras no tanto. En La Valla esta tradición es muy diferente a la de otros lugares, pues sus shitases son los únicos que portan mascaras de madera, tradición que se ha conservado desde hace 120 años.

Foto: Alejandro Arredondo | El Sol de San Juan del Río

J. Sacramento Ramírez Reséndiz o don Mento, como le dicen de cariño, es un hombre de 82 años de edad, originario de La Valla, campesino y reconocido en toda la comunidad por ser el único que esculpe los rostros de madera que cada año asaltan su pueblo. Cuenta que aprendió a hacer estás máscaras “más a fuerza que de voluntad”.

“Me enseñó el señor Marcelo García. El señor este me enseñó a mí, yo no quería, pero ya que le agarré la onda, dije ‘ora ya hay que hacerlas’ (…). La idea de hacer máscaras nos la enseñaron los más antigüitos que para adornar la fiesta. Antes no les llamaban shitases, les llamaban viejos, viejos porque traían ropa rota y la máscara se la ponían que para que no los conocieran de la cara, que no supieran quién eran”.

Explica lo anterior mientras elabora una máscara miniatura que se convertirá en llavero, accesorio popular entre la gente de la localidad. Menciona que él también fue shita y que las máscaras de madera se utilizan porque es lo más natural y cercano a la imagen del hombre y que disfraces de criaturas macabras son demasiado violentos, que quitan la armonía original de la fiesta.

Foto: Mario Luna | El Sol de San Juan del Río

Señala que accedió a hacer las máscaras para generar un ingreso extra. No obstante, apunta, esa meta quedó en segundo plano y fue entonces que la elaboración de estas piezas se convirtió en una pasión, en una “armonía de trabajar en algo que me encanta”, pues través de esto mantiene viva una de las tradiciones más importantes de su comunidad.

Aunque sobre su cuerpo pesan 82 años, su alegría hace que aparente menos. Risueño, a veces malhablado y muchas otras honesto, a don Mento le gusta hablar del pasado, de su época, ese tiempo de la milpa, el arado y el cuidar animales en el campo. Le gusta recordar ese pasado que ya no es.

Asegura que para elaborar estas máscaras se necesitan dos cosas fundamentales: las ganas y la paciencia. Explica que la madera, las herramientas como la segueta, la gurbia, el tranchete y taladro son inherentes al trabajo. Lo que realmente se ocupa, sostiene, es el gusto de hacerlo, esas ganas de seguir con una tradición que se opone a desaparecer y que las nuevas generaciones van adoptando.

Foto: Mario Luna | El Sol de San Juan del Río

Le inquieta que él sea el único hombre que sepa hacer estas piezas, dice que hasta el momento nadie se ha acercado a aprender este oficio crucial para que sobrevivan lo shitases de La Valla. Dice que es momento de iniciar un taller que congregue a niños, jóvenes y adultos dispuestos a aprender el labrado de estos rostros.

Su voz se mezcla a veces con el canto de las aves enjauladas que tiene en su pequeño taller, otras más con el silbido del tren que pasa a unos cuantos metros de su vivienda. Su voz se mezcla también con esa nostalgia que le evoca el pasado y el presente, al momento de preguntarse “¿Cuando Dios me recoja, quién les va a enseñar a hacerlas?”.