Los decesos en anexos se deben a diversos factores que no siempre son responsabilidad de quienes están al frente de estos sitios, refirió Adán Álvarez García, director de la clínica de rehabilitación contra las adiciones “Un regalo de Dios”.
Debido a que en los últimos años ocurrieron fallecimientos en el interior de anexos o centros de rehabilitación contra las adicciones en San Juan del Río, Álvarez García reconoció que en ocasiones es falta de capacitación en el personal que atiende, pero no es una constante.
“Como se pueden morir en la calle, se pueden morir en su casa, en un antro, en una autopista, donde sea, por causa de alcohol, también se pueden morir en un centro de rehabilitación. Después del tiempo de consumir esa persona, deja de hacerlo, a lo mejor no con los métodos adecuados o profesionalismo, puede tener ciertas complicaciones”.
Manifestó que cuando una persona deja de consumir la sustancia que le provoca adicción, inicia con delirios visuales y auditivos de persecución, en ese momento les puede dar un paro cardiaco.
“Les puede dar un paro cardiaco y fallecen, pero eso le hubiera pasado ahí –en el centro de rehabilitación- o en otro lugar, en el hospital, en otros lados, nada más que es el tabú social”.
Destacó que quienes están al frente de un centro de rehabilitación contra las adicciones “hacen su trabajo a su manera, a la mejor no con el personal que quisieran tener”, puede pasar que haya muertes no ocasionadas por la mala voluntad de quienes los atienden, sino por la adicción.
Los fallecimientos en anexos también ocurren por negligencia de los familiares, ya que en ocasiones no proporcionan la información necesaria para aplicar el tratamiento ideal para la persona adicta.
“La familia tiene que ser muy honesta. La familia por internarlo oculta información, dicen que tienen menos tiempo consumiendo y resulta que los tamizajes señalan una adicción crónica de años y no nos avisan (…) en esos casos primero se debe canalizar a un hospital”.